Me siento sin derecho a recordar mi talla 26 de pantalón o mi larga y tibia melena al estilo de Valentino (el otrora llamado Walmaro Tico). La lejanía onírica de estas memorias me hace pensar que son de una vida ajena a mi vida. Una calvicie sarcástica se encargó de devorar mi indomable melena noventera. La talla de mis pantalones se sincronizó karmicamente con mi edad, así que hoy uso una sólida talla 44.
Pero no me malinterpreten, sé que la edad es algo relativo, por ejemplo, estoy muy viejo para entender de que trata TikTok pero tengo una edad cómoda para ser un dirigente de UNEN. Dos hijos (Fidel Tomas y Daniel Ernesto) y una demanda por pensión alimenticia me unen todavía a Diana (quien fuera el amor de mi Juventud).
Con la edad no llegó la sabiduría, ni la estabilidad económica y la buena suerte ni en lloviznita cae del cielo. Sin embargo, mi vocabulario ha experimentado un florecimiento perverso y en mi diario vivir me he visto forzado a usar términos médicos como alopecia, zepol, triglicéridos, te de manzanilla, glucosa, hipertensión, verduras cocidas, colon irritado, coca cola zero, edulcorante y dieta. De mi juventud no queda nada, solo mi apodo el “Güis”.
Tiempos de UNEN en la UNAN
En mi época universitaria no hubo tiempo de asistir a clases, puesto que mi horario lo dividía diligentemente entre las oficinas de UNEN y las legendarias mesas de desmoche de los bares de la UNAN. Fue precisamente en estas mesas de desmoche donde comenzaron a decirme el Güis.
Nunca jugué, pero me aficionaba ver las partidas y las cartas de los jugadores, a quienes eventualmente los proveía de algún tipo de información privilegiada. Aunque alguno me decía que era un bocón impertinente yo me consideraba más bien como un asesor. En esas intensas partidas de desmoche comenzó a ser normal que me vitorearan: “ya cantó el Güis “, «no sé aguantó el Güis «, “te vendió el Güis”, “preguntale al Güis”, “¿qué dice el Güis?”.
Los 90 fue una época feroz de sueños febriles y esperanzas desmedidas. Aunque mandábamos desde abajo, la amenaza neoliberal acechaba sobre nosotros como una multa de la DGI o como policía de tránsito en plena quincena.
Las oficinas de UNEN eran nuestro centro de resistencia, desde donde añorábamos la venida de la segunda parte de la revolución, y sí, lo admito secretamente, ansiábamos una oportunidad para defenderla.
¿Qué hace exactamente un dirigente de UNEN?
Nuestros días se languidecían entre el humo de los porros y las frases del “Che” mientras fantaseábamos con que nuestro primogénito seria varón y se llamaría: Fidel, Tomas, Carlos, Ernesto o Daniel. Discerníamos sobre las letras de Silvio Rodríguez mientras recorríamos las páginas de bang bross y descargábamos canciones de Nirvana usando “Ares”.
Pero no todo era filosofía. También fraguamos fraudes de elecciones universitarias, planificamos paseos a Montelimar y organizamos algunas protestas por el 6%. Era una época de posibilidades infinitas, desde UNEN se podía llegar a ser profesor universitario y hasta diputado.
La segunda parte de la revolución me alcanzo en la curva de los 30 años. Pero ya hacia rato que la calentura juvenil, los pampers, la inaccesible canasta básica, Unión Fenosa, y el cobro judicial de una tarjeta de crédito habían sustituido mi ímpetu revolucionario por un ímpetu de sobrevivencia. En el 2007 la bonanza llego para algunos de mis ex compañeros, los cuales actualmente están dispersos en diversas instituciones públicas. A otros como yo, nos asignaron trabajos menores en la secretaria del partido, micro operadores políticos nos dicen (cargo mejor conocido por sus siglas en inglés como PTM).
Mis habilidades revolucionarias de artesano fino
Mi ascenso temporal dentro de las filas del partido, no estuvo ligada con mi disciplina partidaria, ni a mi estatus de ex – UNEN, si no a mi habilidad de artesano fino para enrolar los joints. Sé por lo menos 10 formas de hacer un porro (mariachi, bho, en cono, biturbo, triturbo, triple enredado trenza, en cruz, el escorpión, la hoja de maría, la flecha, el tulipán, la pipa sherlock holmes).
Ese fue mi ticket de entrada al hoy silente Movimiento Sandinista 4 de Mayo (MS4M). Al inicio me delegaron pequeñas tareas, cargar la cámara, el equipo de sonido, sacar fotocopias, enrolar los joints, pasar el agua, ir a comprar el monte.
Pero mi hablado suave y mi Flow hicieron que me comenzaran a invitar a las Brainstorming session del grupo, bueno en realidad había muy poco espacio para opinar y eran más bien sesiones informativas sobre los siguientes pasos a seguir.
El poco carisma y el acarretonado hablar de nuestro “líder que no fue” era compensado por las tertulias revolucionarias donde fluía el Chivas Regal , el Jhonny Walker y el Tequila acompañado de un buen asado, pero sobre todo de mucha mucha Weed. Mientras degustábamos nuestro suculento Ribeye discutíamos las desigualdades sociales, despotricábamos contra los tranqueros y aspirábamos a cubanizarnos. El MS4M era UNEN en esteroides.
El Movimiento Sandinista 4 de Mayo
Entre suaves y multiformes columnas de humo se nos ocurrió lo que hoy es considerado como uno de los mensajes políticos más polémicos e infravalorados de la historia nicaragüense “Sensatez para alcanzar la paz”.
¿Recuerdan el suspiro a los 9 minutos con 18 segundos?
Es seguro que los oligarcas, la derecha recalcitrante y muchos de nuestros partidarios pensaran que ese suspiro fue obra de la improvisación y del mal gusto, pero nada más alejado de la realidad. Fue algo planeado, una verdadera muestra de la democracia creativa del MS4M.
Alguien de nuestros compañeros menciono que según Wikipedia un suspiro de Kóoch el «Alto Dios» de los Tehuelches, hizo que apareciese la luz. Si un dios que nadie conoce provocó ese estallido de luz, ¿qué podría hacer un suspiro de la reencarnación de Sandino? Era una lógica impecable. Un silencio cómplice reinó entre nosotros, con las pupilas dilatas y brillantes sabíamos que el camino al éxito estaba trazado.
Por un suspiro me mandaron a Telcor
El resto de la historia ustedes la conocen. “Sensatez para alcanzar la paz” no fue el hit que esperábamos. Y el icónico suspiro provocó una reacción viral de burlas. Injustamente me señalaron como el autor intelectual de ese “suspiro”, pero yo sigo sosteniendo que fue una creación colectiva del MS4M. Pero ustedes saben, al perro más flaco se le pegan las pulgas. Yo fui defenestrado y me asignaron a Telcor a la sección de los defensores virtuales de la revolución también conocida como “granja de trolls”.
Perdón por toda esta verborrea gratuita, me desvié de lo que les quería contar, ustedes saben la costumbre, mi labia de ex – dirigente estudiantil hace que fácilmente me desvié de cualquier tema.
Lo que realmente les quería contar era sobre la nueva misión (que me encomendó el partido) de escuchar y tomar notas sobre un podcast de Bacanalnica , pero esa es otra historia…
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