Mientras los que no somos batracios seguimos en la misión eterna de echarnos tierra los unos a los otros, Daniel «El Masacrador de niños» Ortega ha tenido una semana muy productiva. Masacrín es un maje enfocado, disciplinado y sin escrúpulos. En otro país más al norte, hubiera podido ser el narco chapiollo que con determinación y esmero logra llegar a ser el capo mayor. No es su inteligencia, ni sus conocimientos lo que lo hacen resaltar. Es esa determinación de salir de la desgracia, cueste lo que cueste. Matar a quien haya que matar.
Pero eso ya es historia. En Nicaragua no hay espacios de poder que no pertenezcan a él y su familia. Ese era el paso 1 de su plan. El paso 2 es conservar ese poder a como dé lugar, como decía el Chaparro nefasto de Tomas Borge.
Primero, los partidos políticos
La semana empezó con la sorpresa (nada sorpresiva) que a Daniel Ortega no le gusta tener competencia en las elecciones. De forma «irregular» le quitó la personería a 2 partidos políticos por los que yo y muchos nicaragüenses hubiéramos votado con gusto, con tal de ver a Masacrín viajando a Cuba a pedir asilo. El PRD y el Partido Conservador se convirtieron en un club de amigos, sin derecho a participar en elecciones.
Ahora los medios y adyacentes
Hoy, mientras escribo, la noticia es que la Policía Sandinista quiere platicar con unos ex-trabajadores de la ahora inexistente Fundación Violeta Barrios de Chamorro, sobre los complejos que tiene el Comandante y su Vieja Arrimada en relación a todas las personas apellido Chamorro.
La Fundación Violeta Barrios de Chamorro (cuando existía) servía de apoyo a varios medios de comunicación en Nicaragua, a través de proyectos y programas de colaboración. Celebraba los premios Pedro Joaquín Chamorro (Bacanalnica una vez ganó el premio de mejor blog del Universo) y siempre fue un aliado incondicional para los periodistas.
La Fundación cerró sus puertas cuando una de las leyes recientes de Masacrín, hizo prácticamente ilegal canalizar fondos de cooperación que vinieran de fuera. Ahora, Daniel Ortega ordena a sus empleados en la Policía y en el Poder Judicial, acusarlos de lavado de dinero.
Ya la Policía Sandinista llegó a la casa de Cristiana Chamorro, periodista, ex-representante de la Fundación y pesadilla recurrente en El Carmen:
También hay fotos de la Policía Sandinista rondando allanando las ex-oficinas de la Fundación y de ipegüe (porque a los sandinistas les gusta quintuplicar la represión) también las oficinas de Confidencial:
¿Qué tiene que ver Confidencial con la Fundación VBCH? Nada, pero eso nunca ha detenido a la Policía Sandinista. Para eso están los fiscales y los jueces sandinistas, para resolver esos «temas logísticos» (fabricar pruebas).
Ahora todo mundo está preocupado que esta sea la segunda ola contra los periodistas de Nicaragua, y que esta vez se lleven en el saco a La Prensa y cualquier otro medio que todavía esté dando la lucha en Nicaragua, por medios tradicionales.
Pero no se preocupen, ya en Facebook y Twitter están los patriotas azul y blanco volándose penca los unos a los otros, echándose la culpa entre si, asegurándose que el Reino Batracio mantenga su ocupación militar sobre Nicaragua.
Porque donde hay nicas, nunca habrá unidad.
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