Ustedes cuatro lectores son testigos (masaya) que el año pasado me aburrí de rogarle aconsejarle a los supuestos sandinistas de verdad (que no son asesinos, pero que tampoco quieren abandonar la causa revolucionaria que tanto les ha costado), que hicieran algo por parar a Daniel «El Masacrador de niños» Ortega. Hace más o menos un año, hasta les propuse que hicieran una marcha el 1ero de agosto (del 2018):
Hasta ahora, en todos los aspectos de esta revolución cívica, ha habido representación sandinista. Desde las protestas universitarias, hasta en los tranques, las marchas y los plantones en el Chipote. La Alianza Cívica, el Movimiento Campesino, las ONGs y por qué no decirlo, los viejos políticos del MRS. En todos lados, hay y habrán sandinistas.
Entonces, por qué no unir esfuerzos, levantar la bandera y romper por fin con la maldición de los Ortega Murillo? Todo mundo sabe que el partido ya venía arrastrando resentimiento por los abusos de la mujer del comandante.
De los 9 comandantes de la Dirección Nacional, 7 están vivos, uno tiene alzheimer, uno es Daniel Ortega y los otros 5 han dicho que Masacrín la cagó. Cuatro incluso están claros que los paramilitares están masacrando al pueblo en nombre de Daniel Ortega (Humberto Ortega, Henry Ruiz, Luis Carrión y Jaime Wheelock).
Para que te des una idea, hoy en día hay más sandinistas fuera del FSLN, que dentro. Es más, estoy dispuesto a apostar mi brazo izquierdo que de cada 10 sandinistas, nueve están en contra de las masacres. Aunque sigan trabajando en el gobierno y sigan yendo a la plaza.
A ustedes, sandinistas no asesinos, les propongo lo siguiente: hagan una marcha este 1ero de agosto de solo sandinistas, pero sin la peste de los Ortega Murillo. Una protesta del sandinismo contra los asesinatos, secuestros y torturas. Nada más. No tienen que convertirse en MRS, o hacerse pro-yankees, o apoyar a la derecha o la burguesía de Nicaragua. Se trata de trazar una raya que separe al sandinismo y a los sandinistas, de las masacres, los secuestros y las torturas.
¡Cuanta inocencia! Estaba chavalo yo en esos tiempos. Ya después vino el medio vuelto.
El sandinismo es como el mundo de las drogas
En el piso de la pirámide, están los pobres drogadictos que sostienen al resto. Esos son los que van a las rotondas, los que llenan las plazas, los que no han visto «la luz» en 40 años, a pesar de que les vienen prometiendo «algo mejor» desde el 79. Una lámina de zinc por aquí. Una chanchita por allá y con eso calman el vicio.
Luego, están los cuadros intermedios. Estos, la mayoría se fueron después del 90. Los que se quedaron sí han mejorado su vida, pero en menor medida y a un costo horrible. De hecho prefieren no hablar de ello. Tratan de vivir sus vidas haciéndose los chanchos, criticando en privado a Masacrín por los crímenes de lesa humanidad, pero justificando que no lo adversan públicamente porque tienen una casa que pagar y la calle está dura. O por lo menos, eso es lo que se dicen para poder dormir. Eso y la vieja confiable: «los otros tampoco son angelitos» o «pero si todos son iguales». Por alguna razón (conveniencia obviamente) son extremadamente susceptibles al gaslighting
Y por último, en la cima de la pirámide están los capos, que pasaron de andar a pie, a ser dueños de AGRICORP, la mitad Rivas (sobre todo las playas), toda la madera de Bosawas y un gran gigantesco etcétera. La mayoría se retiró del negocio en los 90, casi que solo quedó el Capo mayor, el que se quedó con el Cartel y que ahora es el hombre más rico y más poderoso de Nicaragua. Estos, sí se pueden dar el lujo de criticar, pero sin asumir ninguna responsabilidad directa porque según ellos nadie se acuerda. Además, ahora son grandes defensores de la democracia, la libertad y todas esas cosas, así que ya no hay falla. Capitán obvio es el último en entrar a este selecto grupo.
Di no a las drogas, deja ir al Komandante
Todo mundo sabe que las drogas destruyen tu vida y la de todos los que te rodean. Puede que te den momentitos de felicidad, pero al final, cuando toque hacer el finiquito de tu vida, siempre vas a salir perdiendo.
Salir de ese mundo requiere mucha voluntad y auto-disciplina. Nunca te curas realmente, por eso dicen que vivís un día a la vez. Es igual con el sandinismo. Ser batracio tampoco es una enfermedad incurable. Se puede salir. Mucha gente lo ha hecho, sobre todo desde el año pasado.
No te voy a negar lo malo: el estigma y la presión social sobre todo. Ese color verde va a costar que se te quite. Tus vecinos siempre te van a sacar en cara que apoyaste al asesino, tipo el bazuquerito que vendió la televisión de su abuela para comprar droga. Da pena y se siente bien feo, pero seamos sinceros, tampoco te están calumniando.
Luego están tus compañeros. De esos no voy a hablar porque vos sabes mejor que yo lo que te pueden hacer si de pronto no queres bailar el Komandante Zekeda:
Solo te recomiendo que cualquier movimiento que hagas, hacerlo con cuidado, vos mejor que nadie sabes qué significa realmente esa cuina del amor y la paz.
Hacelo por vos
No lo hagas por mi, o por nadie más. Hacelo por vos. Pensá que inevitablemente vas salir peor. Ya los reales del tío Chavez se acabaron y el apoyo popular a Masacrín nunca ha estado más bajo, ni en tiempos de guerra.
Plan broder prix, es hora de dejar esa vida.
El «proyecto» de la vieja arrimada que nunca será presidenta (de darle vuelta de calcetín al FSLN usando a la juventud que estaba eternamente agradecida por el wifi gratis de los parques) ya cayó en el excusado y nunca saldrá de ahí. Imaginate que ahora la jugada de la dirigencia es volver a los 80, desenterrando el discurso de los ricos contra los pobres. Que como Masacrín es la única esperanza de los pobres, ahora los ricos por eso le quieren hacer golpe de estado. Vienen dos años de campaña, repitiendo eso, hasta que te entre en la cabeza como la única verdad y entonces votes nuevamente por Masacrín.
¿Vos crees que con eso va a ganar las elecciones el que quema niños?
Sé serio.
* Fotos cortesía de El Nuevo Diario y BBC
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