El lunes pasado traté de organizar un debate con un grupo de usuarios en Twitter que se caracterizan por acusar de sandinistas o MRS a todo aquel que se atreve a opinar fuera de los parámetros de lo que ellos consideran correcto. Yo los llamo «los ultra-derecha», porque cuando me imagino a todo mundo sentado en una banca política, ellos están sentados al extremo derecho de la banca, sin dejar lugar a su derecha para que se siente nadie más.
Si bien el término (ultra derecha) tiene connotaciones negativas en países de Europa, en Nicaragua no siento que sea equivalente a insulto. Sobre todo porque a menudo estamos hablando de gente que celebra a los Somoza como los tiempos añorados, cuando todo era lindo en Nicaragua.
Esta corriente, ridiculizada al inicio, ya no es posible ignorarla en redes sociales. Ellos mismos se encargan de hacerse ver. A veces con reproches elegantes a no olvidar el sandinismo de los 80. Otras veces, insultando a los que ellos consideran progres (progresistas).
El punto es que ya no son solo dos gatos, gritando locuras que nadie escucha. Así que hice lo que normalmente hago para entender mejor estos fenómenos: los antagonicé para que me hablaran sobre sus motivaciones a ser como son. Obviamente no soy psicólogo…
Yo sé, yo sé… con las patas de viaje.
¿Qué es un Twitter Space?
Como plataforma para el debate escogí algo que se llama «Space» en Twitter. En papel, tiene todo lo necesario para una conversación abierta, pero privada al mismo tiempo (necesario si queremos evitar más presos políticos). Es un chunche raro que pocos entienden en qué consiste, pero para este «evento» eso no es un problema, pues los invitados viven en Twitter y lo conocen bien. Para el resto, aquí les va una definición de los Twitter Spaces a lo Bacanalnica:
Twitter tiene algunos meses de haber lanzado una función dentro de su aplicación llamada Spaces. Es como una aplicación dentro de otra aplicación, que permite tener conversaciones en tiempo real con otros usuarios de Twitter. Las conversaciones son solo audio (no hay video, como en Zoom) y tienen reglas básicas de moderación: alguien da la palabra, otros hablan y el resto solo escucha. Para participar no hace falta nada más que el teléfono y la aplicación de Twitter instalada. Si bien, se pueden grabar los Spaces (para ser escuchados luego), la mayoría no son grabados (es parte de su encanto).
Para los nicas, un Twitter Space es un escudo
En Twitter (a nivel global) hay cientos de Spaces para todos los gustos, a veces con cientos de usuarios conectados simultáneamente. En Nicaragua los Twitter Spaces se han convertido en una especie de programa de radio con llamadas al aíre donde los nicaragüenses se expresan, con inusitada libertad, sobre lo que está pasando en el país. Como solo es audio y la mayoría de usuarios en Twitter no usan su nombre real, son el escudo perfecto para evadir la vigilancia represiva que ejerce el Reino Batracio de Daniel Ortega sobre Nicaragua. Nicas dentro y fuera del país, interactúan en los «Espacios» sin (mucho) miedo de ser perseguidos por la dictadura.
En Nicaragua dos grupos de usuarios ya posicionaron sus Spaces como los más conocidos:
- Locuin, el reconocido Youtuber que hace los Pijazos de Café, organiza uno casi diario.
- El grupo «Somos La Resistencia» organiza uno dos veces por semana.
Yo mismo he sido invitado por estos últimos, en calidad de «el invitado de la semana». Hace un par de semanas, este mismo grupo, tuvo al periodista mexicano de TV Azteca Otoniel Martinez, el que hizo la serie de reportajes «Duele Respirar».
Fue basado en todo esto y mi experiencia personal (yo a menudo me conecto a los Spaces como un oyente más), que decidí organizar el debate con los «ultra derecha» en esta nueva plataforma.
El Twitter Space de Bacanalnica para debatir con los «ultra derecha» de Nicaragua
La cita la hice para el lunes pasado a las 7:30PM hora de Nicaragua. Estas fueron mis reglas básicas y mi propuesta de temática:
La temática propuesta para iniciar la conversación en el Space de hoy:
– ¿Qué es ultra derecha en Nicaragua?
– Yo sí/no soy ultra derecha
Luego nos salimos de la discusión tribal y tal vez podemos dedicarle tiempo al problema global:
-¿Cómo salimos de Daniel Ortega?Algunas reglas:
– Pedir la palabra ✋ para hablar
– 3 minutos máximo cada persona
– Sin ataques personales, se trata de debatir ideas
Como era de esperarse, los más activos comenzaron a reaccionar a mi invitación provocación. Que por qué critico que sean anónimos, que por qué los ofendo con eso de «ultra derecha». Y el clásico, que como soy zurdo MRS globalista, estoy contra ellos.
Yo, que soy malo con los nombres, no lograba identificar si se trataba de un grupo de 10 o de 100, los que estaban reaccionando. Y definitivamente no lograba identificar si había un hilo conector entre los ataques.
Aja pues ¿Cómo estuvo el debate?
Las horas pasaron, y como 10 minutos antes de las 7:30PM entré a Twitter a iniciar el Space. Por respeto a los que llegan puntual, no inicié antes de la hora acordada. Le pedí a Jandir que se lanzara unas canciones como hacen los más grandes en sus programas de Televisión (en Youtube), pero el maje no tenía la guitarra cerca.
A los 10 minutos ( o sea a las 7 y media en punto) empecé a hablar, respondiendo las 2 preguntas iniciales y comencé a dar la palabra entre los que la pidieron.
Si me preguntan a mi, el debate estuvo buenísimo. Duro 2 horas y a excepción de un maje que llegó mentarme a mi madre (vos sabes, porque soy MRS Sandinista zurdo), todo estuvo búfalo.
Hablamos de si en Nicaragua había realmente ultra derecha. Dos de los que hablaron lo hicieron desde un punto de vista científico. Luego otros lo hicieron desde el punto de vista político. Y así, hablamos como 10 personas en total. Todo el que me pedía la palabra, yo se la daba y había (al parecer) mucha gente interesada en escuchar, pues siempre habían más de 100 personas conectadas.
Yo como estaba dando y quitando la palabra, midiendo los minutos, y respondiendo con argumentos, no tuve mucho tiempo de leer los comentarios escritos que poco a poco se fueron acumulando.
Llegamos a las 2 horas, con un consenso interesante sobre lo que necesita Nicaragua (más adelante amplío al respecto) y la cosa no paraba. Al final tuve que cortar al último participante porque 2 horas hablando me dejó cansado. Lo siento al que corté.
Satisfecho, di las buenas noches y a dormir. Misión cumplida.
Misión No cumplida
Fue hasta que terminó el Space que me di cuenta que los más de 100 mensajes escritos que recibí (y que no tuve tiempo de leer en el momento) eran reclamos de gente que no pudo escuchar bien lo que se estaba hablando. Algunos mensajes eran de gente molesta porque pedían la palabra y no se las daba.
Como los invitados eran quienes eran, la mayoría de los reclamos venían en forma de una teoría de la conspiración donde los MRS zurdos progre (o sea yo) habían cerrado el Space a los buenos de la película.
Guerra de Spaces
Fue tan desastrosa la experiencia en el Space que organicé, que unos usuarios montaron su propia versión paralela, donde abiertamente declaraban que se trataba de una respuesta al que yo había organizado. Con denuncias sobre la gran estafa que los Zurdos Progre habían montado para avanzar la agenda globalista. Yo, con todo y cansancio acumulado, decidí meterme al segundo Space, pues sentía que valía la pena aclarar.
Me metí al Space. Subí la mano para pedir la palabra. Escuché unas cuantas participaciones (todas en la misma línea de las que escuché en el mio, solo que con el agregado de acusar a Bacanalnica de zurdo sandinista disfrazado). Y seguí esperando.
Tenía como 10 minutos cuando de pronto ¡juas! algo me saca del Space de la competencia. Convencido de que se trataba de un error técnico, pasé más o menos media hora tratando de volver a entrar.
Reinicié el teléfono. Cerré y resetié la aplicación. Cambié de conexión. Me metí a través de una computadora. Pero nada, siempre me aparecía como que el Space ya no existía.
Fue hasta que entré a Twitter sin las credenciales de mi cuenta de Bacanalnica, que finalmente pude volver a escuchar lo que se hablaba en el Space paralelo. Eso es señal inequívoca que alguien que administraba ese Space, bloqueó el acceso de mi cuenta. En otras palabras, me expulsaron y me negaron el acceso.
Ni modo. Hice lo que hacía de adolescente cuando me corrían de unos quinceaños a los que no había sido invitado: irme rapidito a dormir, tratando de conservar la poca dignidad que me quedaba.
Reflexiones del día siguiente: ¿Ultra derecha en Nicaragua?
Creo que logré lo que me propuse, solo que a medias. Mi intención era debatir con gente que no piensa como yo, pero que en el fondo sí piensa como yo. ¿Confuso? Les explico:
Después de varias décadas haciéndose pasar por ideología política, el sandinismo por fin es considerado lo que siempre ha sido: una agrupación político militar, cuya única misión es conseguir y conservar el poder absoluto. En el 2018 escribí al respecto en la nota ¿El orteguismo y el sandinismo son la misma cosa? Ponemos fin a la discusión de una vez por todas. Hoy en día hay suficiente consenso que cualquier contenido ideológico que el sandinismo trató de vender en el pasado (nacionalismo, socialismo, guarever), no era más que una estafa.
O sea que ser anti-sandinista no te hace ultra-derecha. El mismo MRS se cambió el nombre hace unos años (porque como dije, ya hay consenso).
Tampoco te hace ultra-derecha pensar que en algún momento futuro, tenemos que revisitar los años 80, para investigar y juzgar a los Comisionados Avellán de esos tiempos. Piñateros y violadores de derechos humanos deben pagar, por muy democráticos azul y blanco que se sientan ahora. De esto hablamos en el Space que yo organicé, y coincidimos que ésta es quizá la única forma de no repetir el ciclo maldito de dictaduras que vive Nicaragua cada 40 años.
Nadie en ese Space dijo tener algo en contra de esta posición. Al igual que nadie dijo considerarse ultra-derecha. Pero bueno, también nadie se puso a defender a Somoza o a acusar a todos los que estábamos ahí de pogre zurdos MRS. OK, casi nadie. El maje que me llegó a mentar a la madre sí me acusó de todo eso. Pero solo a mi, no se puso a hablar de globalismo y esas cosas. Ahora que lo pienso, tal vez por falta de tiempo…
Entonces ¿Qué te hace ultra derecha?
Ya dije que para mi, ultra derecha no es necesariamente un insulto en Nicaragua. Pero también puedo ver cómo es medio hipócrita acusar de prejuicioso a un grupo de personas (sin saber exactamente quiénes son), mientras yo hago lo mismo. Así que desde ahora, no voy a usar el término tan a la ligera.
Para efectos de dejar un record, voy a describir lo que yo considero ultra derecha en Nicaragua: Alguien que ve todo lo que pasa a su al rededor en blanco y negro, sin matices. Para ellos, estamos en una guerra entre el bien y el mal. Tanto en Nicaragua, como en el resto del mundo (Chile, por ejemplo) consideran que hay una guerra a muerte entre las ideas conservadoras y las ideas progresistas, y ellos son los guerreros que defienden el bien. Son el motor que hace volar las teorías de la conspiración en redes sociales. Globalismo y QAnon son solo dos ejemplos.
Como se trata de una guerra, hablan casi exclusivamente en el idioma del ataque. En Nicaragua, dedican la mayor parte del tiempo a atacar a todos los malos, que son todos aquellos que defienden mencionan ideas progresistas. Tomemos el plebiscito en Chile como ejemplo (evento que desató todo este enredo).
Chile me da envidia
El fin de semana, los chilenos votaron si se quedaban con unas reformas en su constitución o las revertían. Los chilenos votaron en clara mayoría por revertirlas. Es decir, que a pesar de haber elegido un presidente progresista, quieren ir al suave con los cambios. Yo alabé la elegancia de los chilenos (en Twitter).
Porque independientemente de las reformas, me da una gran envidia ver cómo esta sociedad resuelve sus diferencias de una forma democrática. No tengo la menor idea de lo que contienen las reformas. Más que todo porque rara vez se puede valorar la forma en que un país se quiere gobernar a si mismo, en términos de bueno y malo.
De hecho, si lo piensan, ese es precisamente el origen de los votos. Algo no es bueno o malo, algunos lo quieren, otros no. Como no hay manera de ponerse de acuerdo, votemos.
Yo puedo opinar sobre lo que me afecta a mi, y ojala algún día pueda votar por lo que considero mejor para mi. Mientras tanto, solo observo países democráticos que tienen esta modernidad, con una envidia del tamaño de la catedral.
Los ultra derecha, sin embargo, comenzaron a atacar en Twitter a todo aquel que opinaba y no maldecía con pasión a los progresistas perdedores. Tanto así, que empecé a percibir un aumento en el número de los guerreros de ese bando.
No voy negar que los progresistas atacaron con la misma pasión, el otro lado de la guerra. Empezando por el desafortunado tweet del nuevo Presidente de Colombia. Pero como dice el dicho, dos errores no hacen un acierto.
Democracia, lo que quería discutir realmente
Mi problema con toda esta dinámica, de la guerra entre bandos, es que se pierde de vista que la democracia es la solución.
Los chilenos resolvieron sus diferencias de la forma civilizada, con votos. Para mi, esto es motivo de celebración, me da esperanza para mi país. Porque si bien, tener democracia no es garantía que mi forma de ver el mundo será la que gobierne mi destino (siempre he dicho que Nicaragua es una sociedad conservadora), pero por lo menos voy a tener la oportunidad de incidir y participar. Y quién quita, tal vez, eventualmente, conseguir cambios.
¿No es a eso lo que aspiramos? ¿Conservadores y no conservadores? ¿Una Nicaragua donde podamos votar, que se respete nuestro voto y que la ley sea pareja para todos?
Ese era el objetivo enmascarado de mi Space del lunes. Increpar a los que apasionadamente atacaban al otro bando y preguntarles: Muy rico y todo eso la tiradera en redes sociales, pero ¿Seguimos siendo demócratas todos, no? ¿No me vas a salir ahora, como un sector del Partido Republicano en Estados Unidos, que después de perder unas votaciones, optaron por desconocer el proceso democrático, verdad?
Porque la democracia en Estados Unidos es tan sólida que puede aguantar eso y mucho más. Pero, la oposición de Nicaragua, no aguanta ni una mala mirada.
Daniel Ortega no es dictador solo por la represión y la desmantelación de la República. Lo que lo hace dictador, es que no cuenta con el voto de los nicaragüenses, mientras se aferra al poder. Él lo sabe, por eso no nos permite votar. Eso no es un detalle menor, tenemos que tenerlo siempre presente.
Casi 3 mil palabras para llegar al punto. Se pasa tío Bacanalnica
Y eso que tuve que cortar muchas cosas que quería comentar. Como por ejemplo, lo fácil que es para un sapito de TELCOR hacerse pasar por ultra-derecha. Solo necesita un símbolo católico como avatar, un nombre alusivo a la guerra fría y repetir los mismos ataques sobre zurdos progres globalistas, una y otra vez. El anonimato (necesario ahorita en Nicaragua) es un arma de doble filo, y tenemos que aprender a lidiar con ello.
Porque en el manual ruso (biblia para los sandinistas) está muy bien detallado cómo hacer para que la discusión política sea tan tóxica, que la gente prefiera mantenerse al margen. Eso es lo que veo pasando en Twitter últimamente. Parentesis: vean la serie The Undeclared War, lo van a entender mejor.
Por último, déjenme sacar mi gorra de nerdo oficinista que trabaja con tecnología e Internet, para criticar el desempeño de Twitter Spaces. Ese producto es a lo sumo, un beta tirando a alfa. Es decir, está verde verde. Basta con buscar en Twitter palabras como «spaces» y «can’t hear» para encontrar cientos de mensajes de usuarios que no pueden oír, o que se desconectan. Mientras tanto, Twitter no responde, ni explica, ni promete componerlo. Hoy, los del Space paralelo prometieron hacer una segunda parte, pero no me hago ilusiones de poder participar. Más bien estoy explorando si es posible hacer algo parecido en Clubhouse (al que Twitter copió este nuevo formato), o bien en Spotify Live (el otro que está copiando a Clubhouse).
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