Posgrado Nicaragua Paz y Guerra, Módulo 4: El Maremoto, el Huracán y la Pandemia

Posgrado Nicaragua Paz y Guerra, Módulo 4: El Maremoto, el Huracán y la Pandemia

Bienvenidos al Módulo 4 del Posgrado Nicaragua Paz y Guerra. Me alegro que mantengan ese ímpetu juvenil por regresar a clases. Debe ser el precio de la colegiatura. Ahora apaguen sus celulares que vamos a empezar la clase.

Hasta ahora en este Posgrado hemos visto como los nicas pleitistos, guerreristas, invivibles, han logrado darle vuelta a su naturaleza, a favor de algo que los más civilizados llaman “cultura de paz”. Es un concepto abstracto sumamente complejo que hemos resumido así:
Violencia no, diálogo y negociación, sí.

Si una sociedad moderna civilizada fuera una pared, ese sería el primer ladrillo. El segundo ladrillo, que también lo estudiamos en módulos anteriores se ve así:
Guerra no, elecciones (verdaderas), sí. Venezuela sabe de lo que estamos hablando.

Hoy vamos a poner un tercer ladrillo, el de la ciudadanía.

Repasando la cultura de paz

Por si el resumen de 6 palabras te parece que no está completo, esta es el director’s cut del concepto de cultura de paz:

La cultura de paz promueve valores, actitudes y comportamientos que rechazan la violencia y fomentan el diálogo, la cooperación y la resolución pacífica de conflictos.

En módulos pasados, nosotros les dimos más de un ejemplo de nicas rechazando la violencia y optando por el diálogo y la solución pacífica. Hoy les vamos a dar ejemplos de cooperación.

Cómo se construye ciudadanía

Cuando digo que la ciudadanía se construye, lo que quiero decir es… bueno, son dos cosas: Uno, que ya me enredé con las analogías de albañil. Y dos que vivir en un país no es lo mismo que ser ciudadano.

Ser ciudadano implica conocer tus derechos y responsabilidades. Exigir y comprometerse a que ambos se cumplan.

Cuando los ciudadanos participan activamente en la vida pública, la cultura de paz encuentra terreno fértil para florecer. Hagan de cuenta que una ciudadanía fuerte y comprometida es el abono necesario para promover y sostener el árbol de la cultura de paz. Votar en unas elecciones (verdaderas) podría considerarse la semilla, pero no basta con eso, la ciudadanía debe incidir en las políticas públicas, exigir rendición de cuentas a las autoridades y promover la resolución pacífica de conflictos.

En otras palabras y dejando atrás todas las metáforas (porque ya me enredé también con las analogías de jardinero), la cultura de paz y la construcción de ciudadanía se refuerzan mutuamente. La cultura de paz proporciona el marco de valores y actitudes necesario para una ciudadanía activa y responsable, mientras que la construcción de ciudadanía fortalece la cultura de paz al promover la participación y el compromiso de las personas en la construcción de una sociedad más justa y pacífica.

Ejemplos de ciudadanía activa y responsable en Nicaragua

Dicha toda la teoría, ahora vamos con los ejemplos. Los que nadie nota, porque los nicas solo nos fijamos en lo malo.

El Maremoto de 1992

A la madre naturaleza le gusta ensañarse con Nicaragua. En 1992, estaba empezando septiembre, cuando un terremoto sacudió ligeramente el pacífico. Los Managuas, que viven traumatizados después del terremoto del 72, minimizaron el temblorcito de “apenas” 7.2 en la escala de Richter. Nadie se esperaba lo que pasó minutos después en las playas de occidente.

El temblor se transformó en maremoto, provocando olas gigantes de 3 a 10 metros de altura. Desde Corinto hasta San Juan del Sur. Pasando por Huehuete, Masachapa, El Tránsito, Puerto Sandino y Poneloya. Más de treinta poblaciones costeras pasaron a ser submarinas esa noche. En total fueron 250 kilómetros de costa las que fueron golpeadas por el Maremoto.

Como siempre, en Nicaragua no hay números definitivos sobre la tragedia. Primero dijeron que habían muerto 100 personas. Después dijeron que eran 113. Luego, 175. Solo sabemos que más de 20 mil personas fueron afectadas. Lo más doloroso es que la mayoría de las víctimas eran niños y viejitos.

Ante toda esta destrucción, el Gobierno de Nicaragua se tomó su tiempo para hacer su trabajo. Los que sí entraron en acción de inmediato fueron los vecinos cercanos, los vecinos no tan cercanos y las ONGs.

Ciudadanos organizados y no organizados, se movieron más rápido que el gobierno. Fueron los primeros en llegar con paquetes de comida, agua y leche para la niñez.

El Huracán Mitch (1998)

En el 98 el Atlántico nos regaló uno de los huracanes más poderosos que hemos tenido la desgracia de conocer desde que se lleva registro. Entre el 22 de octubre y el 5 de noviembre, ese huracán decidió que iba a arrastrar los pies y recorrió toda Centroamérica en cámara lenta. Como si ser categoría 5 no fuera suficiente.

Los más golpeados fueron Honduras y (como siempre) Nicaragua. Casi 2 metros de agua cayeron en esos días. Tanta agua, provocó que el Volcán Casita se desparramara encima de las poblaciones aledañas. El deslizamiento cubrió un área de 16km de largo y 8km de ancho. El 30 de octubre más de 3 mil personas quedaron enterradas entre lodo, piedras, árboles y escombros. En total, se calcula que dos millones de personas fueron afectadas directamente por el huracán (solo en Nicaragua).​

Mientras la mano derecha de Arnoldo Alemán se construía un palacio de Disney en Pochomil, con los reales donados para los damnificados del Mitch, la ciudadanía volvía a demostrar que en Nicaragua sabemos de cooperación.

Más de 17 organizaciones se movieron para ayudar a las víctimas del Huracán. La sociedad civil corrió a ayudar a la gente de Posoltega, donando paquetes escolares, ropa y zapatos a las familias. También ayudando en la reparación de escuelas, limpieza de pozos, distribución de zinc y capacitaciones, muchas capacitaciones. Llegaron antes que el gobierno y se quedaron por mucho tiempo más.

El Covid 19 (2020)

Si con el Maremoto o el Mitch, no hacía falta introducción, con el Covid 19 menos. Todos sabemos perfectamente lo que pasó en el 2020, porque todos perdimos a gente en la pandemia.

El primer caso en Nicaragua fue hecho público por el gobierno el 18 de marzo de 2020. El segundo caso, ya lo ocultaron. El 22 de abril supimos que el décimo contagiado era un médico del hospital Bertha Calderón, que obviamente se infectó haciendo su trabajo.

Si los gobiernos anteriores brillaron por su ineficiencia, este destelló con la intensidad de mil soles. Primero evitaron aplicar todas las medidas de prevención. El mundo cerraba escuelas, en Nicaragua las mantenían abiertas. ¿Aeropuertos? Siempre abiertos.

Llegaron al punto de organizar una marcha multitudinaria, la cual llamaron “Amor en los tiempos del COVID-19”. Un evento masivo, completamente espontáneo, para demostrar el respaldo popular al Gobierno y obviamente de participación voluntaria para los trabajadores del Estado.

Los reportes oficiales nunca fueron confiables. Básicamente nos decían que todo mundo estaba “delicado pero estable” y si alguien se moría, era de neumonía atípica. Por meses, vimos que la cifra oficial de muertos por Covid-19 era 1. Bien podían haber grabado un solo reporte y retransmitirlo por el tiempo que duró la pandemia.

La sociedad civil, por otro lado, sí se puso las pilas ese año. Primero con las recomendaciones para evitar el contagio, empezando con el “quedate en casa”. Luego con los reportes paralelos, no oficiales, pero mucho más confiables del Observatorio Ciudadano.

Mientras el gobierno prohibía el uso de mascarillas al personal de salud, médicos recibían donaciones de mascarillas para protegerse. Eventualmente, el gobierno optó por despedir a médicos y enfermeras que no acataban sus órdenes irresponsables.

Y cuando por fin llegaron las vacunas, el gobierno priorizó hacerle la bolsa a Putin con las Sputnik V. Mucha gente tuvo que ir a Honduras para recibir una vacuna que estuviera probada por la OMS.

Podemos hacer una graaaaaaan lista de errores horrores cometidos por el gobierno en tiempos de la pandemia. Pero ese no es el sentido de este módulo. Aquí lo que queremos resaltar es el papel activo y responsable que asumieron los ciudadanos, tanto los organizados como los no organizados.

En un país donde el gobierno abandonó por completo su rol de protección y liderazgo, los ciudadanos dijeron “apartate papito, yo me hago cargo”.

Conclusión de este módulo

Que los gobiernos fallen, no es de sorprenderse en Nicaragua. Menos mal que donde hay ciudadanos nicas, no mueren otros ciudadanos nicas.

Aquí tienen la versión en video del Módulo 4:

Posgrado Nicaragua Paz y Guerra, Módulo 4: El Maremoto, el Huracán y la Pandemia