Bienvenidos al primer módulo del Posgrado Nicaragua, Paz y Guerra. A diferencia del libro con el mismo nombre, aquí sí vamos a ser claros y concisos.
Empecemos por la teoría…
¿Qué es Cultura de Paz?
Según la definición de las Naciones Unidas (1998, Resolución A/52/13), la cultura de paz consiste en “una serie de valores, actitudes y comportamientos que rechazan la violencia y previenen los conflictos tratando de atacar sus causas para solucionar los problemas mediante el diálogo y la negociación entre las personas, los grupos y las naciones”.
Es decir: violencia no, diálogo y negociación, sí.
Ahí lo tienen pues, toda la teoría que vamos a ver en este posgrado resumida en una oración de 5 palabras. ¿Ya viste Tolstoi, que sí se puede?
Nicaragua, país de invivibles
Cuando presentamos este posgrado, hablamos de la (bien ganada) fama de invivibles que tenemos los nicas. Con tantas guerras civiles, golpes de Estado, revoluciones y constituciones en nuestra historia, es un milagro que no seamos un archipiélago de 17 países diferentes.
Pero también hablamos de demostrar con ejemplos prácticos, que los nicaragüenses somos capaces de resolver nuestros asuntos en paz. Y hoy vamos a presentarles el primer ejemplo, el más reciente y el que nos cambió la vida a todos: Abril 2018.
La Cultura de Paz de Daniel Ortega
Desde que Daniel Ortega volvió al poder en 2007, en Nicaragua se impuso una especie de ley informal que prohibía cualquier manifestación en las calles. Si 30 o más personas se atrevían a salir a las calles y dos de ellas sacaban un cartel, inmediatamente aparecían las turbas sandinistas (fuerzas de choque del partido) a aplicar “la ley” del Comandante. No hacía falta policía, fiscalía o burocracia jurídica. A punta de palos y fajazos, estos agentes aplicaban “la ley” de forma expedita.
Lo irónico es que mientras Daniel Ortega pregonaba un Gobierno de Paz en sus discursos, en las calles se instauraba este sistema de violencia. Le vamos a llamar “la ley del fajazo”.
Abril 2018, ejemplo de Cultura de Paz
Así llegamos a abril 2018.
Después que las manifestaciones de los pensionados en León fueron aplacadas por la “ley del fajazo”, Nicaragua decidió reaccionar de forma poco común. La violencia fue recibida por un sentimiento de indignación, que a su vez desencadenó un movimiento de solidaridad, con manifestaciones (pacíficas) en las calles.
O sea que violencia no produjo más violencia. Sí hubo respuesta, masiva por cierto. Pero con una clara inclinación a la paz.
Ese año descubrimos que la “ley del fajazo” no era la típica actitud invivible de los nicas siendo nicas. Con el paso del tiempo, las turbas se profesionalizaron y se convirtieron en negocio de unos cuantos mercenarios.
Y cuando las manifestaciones de abril 2018 comenzaron a florecer, muchas fueron encabezadas por estudiantes afines a UNEN (que es igual a decir, afines al sandinismo), que no creían en la violencia como solución genérica.
En las manifestaciones pacíficas andaban sandinistas
Fácil hubiera sido que esos estudiantes que venían de UNEN o de la misma Juventud Sandinista, aplicaran la ley del fajazo a la inversa, para defenderse de las turbas. O que los trabajadores del Estado que participaron en las multitudinarias marchas de cientos de miles, se defendieran a como nos tenía acostumbrados el Gobierno.
Pero no. Sandinistas y no-sandinistas, salieron a las calles con una actitud pacifista de simplemente protestar. El mismo Chele Grigsby (a quien nadie puede acusar de “observador objetivo”), denunció públicamente que la violencia de las turbas no fue correspondida.
Violencia no, diálogo y negociación, sí
El 16 de mayo de 2018, Nicaragua demostró que lo de no caer en violencia, no era un accidente. Sin darnos cuenta, la Cultura de Paz había echado raíces en nuestra sociedad.
Aprovechando la desesperación del Gobierno, la Conferencia Episcopal convocó a la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia. Así, de pronto, vimos sentados en una misma mesa a campesinos, con estudiantes, con organizaciones civiles, con cámaras empresariales.
Feministas y sacerdotes.
Líderes sindicales y líderes empresariales.
Aquello era representativo e inclusivo. Todos juntos en el Diálogo Nacional, dispuestos a negociar con el Gobierno. Parecía sacado de la definición de diccionario de Cultura de Paz.
Nicaragua da catedra sobre Cultura de Paz
En 2018, el mundo se dio cuenta que Nicaragua estaba lista para escupir en rueda sobre Cultura de Paz. Y como sabemos, eventualmente Daniel Ortega abandonó su teatro y acogió con brazos abiertos su naturaleza autoritaria, dictatorial y criminal.
Ante la actitud pacífica de una sociedad firme en sus convicciones, el gobierno se refugió en violencia y más violencia. Aliados en el mundo siguen teniendo, pero todos sabemos quiénes hablan el idioma de la paz y quiénes el de la violencia.
Pero este no es el único ejemplo práctico de Cultura de Paz que los nicas hemos aportado al mundo civilizado. Ni siquiera es el primero. Les prometimos ejemplo tras ejemplo de que los nicaragüenses sabemos cómo se construye la paz. Esperen muy pronto el siguiente módulo del Posgrado Nicaragua Paz y Guerra.
Buenísimo !!
Bueno, Manuel, yo he perdido hasta el gusto de derramar mis lágrimas cuando leo comentarios, pero hoy me sacaste mis cuatro lágrimas. Y me di cuenta que hace muchos años propugno por soluciones pacíficas, mis descendientes dice que me he ablandado con el tiempo, pero creo que la solución es amar hasta aquellas personas y cosas que nos generan la mayor inconformidad y malestar. No es fácil, pero ¿quién dijo que tenía que serlo? Quiero paz y no destrucción y citando a José Martí diré: «Cultivo una rosa blanca en Julio como en enero para el amigo sincero que me da su mano franca. Y para el cruel que me arranca el corazón con que vivo, cardo ni ortiga cultivo, cultivo una rosa blanca «