Aclaración obligatoria: la presenta nota no es un anuncio publicitario del curso «Cómo ser dictador y durar 25 años en el poder» impartido por Daniel Ortega. Más que todo porque tal curso no existe. Su mujer, la Vieja Arrimada, le ha rogado para que haga dicho curso, pero Masacrín se niega por aquello del instinto de conservación. Dicho esto, continuemos con el análisis de hoy.
¿Se acuerdan cuando en el 2019 escribí aquella pieza monográfica magistral sobre Bolivia? Seguro que sí, ganó un Oscar. Se llamaba ¿Por qué en Bolivia sí y en Nicaragua no? Pues bien, está será la segunda parte ¿Por qué en Perú sí y en Nicaragua no?
¿Qué pasó en Perú?
El actual presidente de Perú (Pedro Castillo) quiso hacer las de Daniel Ortega y los otros poderes del Estado lo pararon en seco. Eso lo pasa por querer imitar al incomparable Masacrín.
El cuento es tan viejo como la primera pictografía encontrada en las cavernas: un político que una vez montado en la silla presidencial siente que eso del balance de poderes que viene con la República no va con su estilo. Crea un plan genial para eliminar el famoso «checks and balances» y nunca nadie lo puede ver venir porque las dictaduras nunca han existido en el mundo, mucho menos en Latinoamerica. El plan único y original es siempre el mismo: adueñarse del legislativo y el judicial, someter a la policía y el ejercito. Lo que sigue también es completamente impredecible: cambiar la constitución para poder reelegirse eternamente y heredar el poder a sus hijos.
Como dije, Pedro Castillo quiso hacer un Daniel Ortega, pero no contaba con algo, en Perú no hay sandinistas.
Crónica de un presidente destituido
Creo que a Castillo le faltó el olfato criminal de los Ortega Murillo. Porque las señales ahí estaban. Cuando las cosas se pusieron maduras (cuando anunció que iba a desmantelar al Parlamento), su gabinete le renunció en masa.
Las votaciones para destituirlo en el Parlamento fueron quedaron 101 a 6, a favor de sus patitas a la calle. Ni su propio partido votó por él (32 diputados eran de su partido).
El Ejercito y la Policía, raudos y veloces lo enchacharon y le hicieron el saludito con la mano a la nueva presidente (Dina Boluarte). Como quien dice, solo le faltó que lo sacaran en calzoncillo a Nicaragua. Por cierto, dicen que cuando lo arrestaron iba camino a la embajada de México a pedir asilo. Lopez Obrador le está robando mercado al Comandante.
En fin, en este momento el profe debe estar jugando desmoche con Fujimori en el Chipote peruano. Por no pagarle el curso a Daniel Ortega y dárselas del búfalo que él solito puede. Un triste día para los dictadores wanna-be, solo 16 meses en el poder. Le hubiera hecho caso a Masacrín, que lleva 25 años.
Xi Jinping necesita tomar ese curso
Otro que necesita tomar ese curso es el presidente de China, Xi Jinping. El estimado camarada Winnie The Pooh (a como le gusta que le digan) acaba de conocer lo que se siente cuando los ciudadanos hacen protestas. Por varios días, ciudadanos chinos estrenaron las calles con hojas en blanco, protestando por las políticas del gobierno comunista para erradicar el COVID-19.
Desde la masacre en la plaza de Tiananmen (1989), nadie en China se había atrevido a protestar. Hasta hace un par de meses, que Peng Lifa colgó este par de mantas en un paso a desnivel de Pekín.
Obviamente el gobierno comunista ya borró cualquier rastro de este evento en la Internet de China (al igual que con la masacre de Tiananmen). Y Peng Lifa fue detenido de ipso facto y se encuentra «desaparecido». Pero el daño ya estaba hecho.
Lo impensable: protestas en China
La hazaña de Lifa inspiró a miles de chinos que salieron a las calles a pedir de forma enérgica que le bajaran el gas con las políticas de erradicación del COVID-19. Los protestantes salían con hojas de papel en blanco para evitar que a la hora del juicio, los acusaran de traición a la patria. Porque al igual que en Nicaragua, en China cualquier excusa sirve para rempujarle a uno 20 añitos.
Aún más impensable fue el resultado de las protestas. El gobierno comunista, el camarada Winnie The Pooh (Xi Jinping), dio su brazo a torcer y aceptó relajar sus políticas. Marquen sus calendarios prixitos, el día de hoy, hay más libertad en China que en Nicaragua.
En China hay más libertad que en Nicaragua
Para empezar, en China se puede protestar. Pues, no se puede realmente, pero igual lo hicieron y hasta donde sabemos no hay más de 350 masacrados (incluyendo niños), como en Nicaragua.
Con apenas 9 años en el poder, Daniel Ortega debe ver a Xi Jinping como novato. Imaginate que permitir eso de las hojas en blanco. ¡Habrase visto! En Nicaragua, la bandera… que digo la bandera, chimbombas blancas y azules no podes sacar porque te vas directito a la cárcel o peor.
Ahorita un chelito (o un chino) me debe estar diciendo «Ay sí, que exagerado este maje». Pues fijate que no broder, aquí en Bacanalnica somos famosos por serios. La situación en Nicaragua es así de peluda. Como hablamos en el último episodio del podcast de Bacanalnica con Álvaro Navarro, en Estelí Las Banderas La Trinidad un sandinista mató a alguien por gritar ¡Viva Nicaragua!
En China, el que puso las mantas que provocaron todo este despelote, está desaparecido, pero el Gobierno de Winnie The Pooh se siente presionado por presentarlo. Daniel Ortega en Nicaragua tiene más de 200 secuestrados y le vale sorbete que le digan torturador. Es más, ayer por primera vez algunos presos políticos pudieron ver a sus hijos menores de edad. Primera vez en casi 2 años.
Como ven, querida comunidad internacional, Daniel «El Masacrador de niños» Ortega es un animalito especial. Es hora de olvidarse de estrategias elaboradas y pensar plan bestia salvaje. Porque elecciones, sanciones y negociaciones podrán servir Perú, tal vez hasta en China, pero en Nicaragua no.
Hay que desarmar al dictador. Desplumen al Ejercito. Déjenlo sin un centavo.
Leave a Comment