Se podría decir que soy un experto en el arte del impulsamiento (del latín impulsadorear). Cada vez que voy al super recorro uno por uno los puestos de degustamiento, pues me tomo muy en serio mi trabajo. Disimulado, claro, porque nadie quiere a los pedigüeños.
Es por eso que puedo decir con plena autoridad que en Nicaragua las impulsadoras se lo llevan al suave. Permitanme presentarles la prueba A:
Cuáaaando una chavala de esas todas arregladas va a bailar así. O mejor, como lo hacen las vacas de Alpura, algo así como la Perfecta aquí, pero en México. Miren el poder de las vaquitas:
Aquí un duelo entre mascotas, donde la vaquita barre el piso con el contrincante:
Y por último, el ejercito de vaquitas Alpura:
Tremendo… Me Like!
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