El viernes pasado, ustedes mis 4 lectores, me cayeron encima porque publiqué una pequeña nota sobre la situación de Nicaragua y su revolución cívica. En pocas palabras me dijeron que yo era un pesimista y me reclamaron por hablar de rendirse.
Debe ser por las emociones de ese día o porque en realidad no soy escritor, ni periodista. El punto es que estuve tan cerca de darme entender, como esta señora de tomarle una foto a Julio Iglesias ..
La aclaración de la nota anterior
Para empezar, yo no he dicho que nos rendimos. Porque, como todo mundo sabe en Nicaragua, aquí solo se rinde tu señora madre. Lo que propuse es un cambio de estrategia, o mejor dicho, replantearse las metas inmediatas. A ver les explico lo que muchos consideran pesimismo:
Todo mundo ha oído a Daniel «El Masacrador de niños» Ortega decir que está dispuesto a aguantar en el Gobierno hasta las elecciones del 2021. Mi análisis sobre la situación (una vez apaciguado el entusiasmo vandálico) me llevó a reconocer que este escenario era factible y hasta probable.
Sin tranques, ni universidades tomadas. A un ritmo de 3 ó 4 muertos al día. Con miles de heridos, secuestrados, torturados y exiliados. Sumado a la impresionante capacidad de asesinar en masa (gracias a las armas y sus paramilitares) de Ortega y el hecho que le vale que el mundo lo sepa. Van viendo mejor el panorama?
OK, es cierto, sin cooperación internacional, con una economía quebrada y cero inversión, mantenerse en el poder no será fácil, pero si hay algo que aprendimos en los 80 es que Daniel Ortega con tal de no soltar el hueso, es capaz de comer sardinas soviéticas los 3 tiempos por 3 años.
Por otro lado, son 3 años en los que él tratará de mover cielo y tierra para ganar las elecciones del 2021. Algo que yo en la nota anterior dije que era imposible en unas elecciones medianamente libres y transparentes, pero recordemos, estamos hablando de Masacrín.
Lo contrario de rendirse
Y aquí es donde de plano se me cayó el zapote, porque para mi, lo contrario de rendirse es empezar ya a trabajar en la solución, que es precisamente lo que propuse en la nota anterior. Recordemos que se trata de reconstruir (prácticamente de cero) toda una estructura política que tiene desde el 90 y pico de venirse pudriendo. En la Nicaragua de los últimos 20 años no hay un solo político salvable.
Y todos esos políticos nuevos que tienen que surgir, tienen que formar partidos nuevos, con alianzas nuevas y mensajes nuevos. Y repito, no solo estamos hablando de ganarle las elecciones a Masacrín, estamos hablando de refundar Nicaragua completa. Cambiar las reglas del juego y poner jugadores que las respeten. Todo ese trabajo no se puede improvisar. Sobre todo porque es un trabajo que se tendrá que hacer en medio de secuestros, asesinatos y exilios.
Pero bueno, los optimistas creen que Ortega no llega al 2021. Yo también veo posible que se vaya antes, pero una de estas 3 cosas tendría que pasar …
Opción 1: La Comunidad Internacional lo obliga a adelantar elecciones
Que triste. Otra vez en Nicaragua estamos deseando que la OEA, Estados Unidos o quien sea venga a salvarnos de nosotros mismos. Y créanme que no lo digo en tono burlesco, yo también me incluyo entre los que quisiera que así pasara.
Pero más allá de sanciones económicas (que Daniel Ortega parece decidido en aguantar), no hay mucho más que los cheles puedan hacer por nosotros. Pues … a menos que nos invadan y no creo.
En otras palabras, la opción 1 será posible, pero poco probable.
Opción 2: Plantón en El Carmen
Que tal si nos dejamos de indirectas y nos vamos a plantar toda Nicaragua frente al Carmen. Sean 6 millones, 4 millones ó 1 millón. Si nadie se mueve hasta que Daniel Ortega se vaya, su gobierno se acabó.
El problema de esta solución, es que como dice Don Oscar:
Aún sin armas de ningún tipo, solo personas, libres, patriotas, que quieren protestar pacíficamente, estoy seguro que Masacrín haría honor a sus ideales y mataría unos mil protestantes por cada millón de dólares que tiene en el banco.
Sería sin duda, un gran sacrifico, que requiere además de un gran liderazgo y mucha organización. Pero bueno, hace tres meses y medio a nadie en Nicaragua se le hubiera ocurrido que se iban a poder hacer marchas de medio millón de personas y además de forma semanal.
La opción 2 debería ser entonces el último recurso y no sin antes planificarlo muy bien.
Opción 3: Que nos salve el FSLN
Una tercera opción, menos sangrienta que la anterior, es que el Frente Sandinista decida no seguir defendiendo a un asesino en masa como su líder.
Hablemos sin pelos en la lengua, en Nicaragua todo mundo está claro que Daniel Ortega manda a matar, secuestrar y torturar a los que se atreven a protestar. Lo sabemos desde el 2008 cuando solo fajeaba y rajaba cabezas, y lo sabemos ahora que manda a estas joyas con armas de guerra a repartir paz …
Están celebrando haber aplastado Monimbó. ¿Te hace sentir orgulloso esta foto? Yo sé que no.
Yo y el resto de Nicaragua podemos entender que un salario (que ayuda a mantener a tu familia) bien valen ir a la plaza, ir al Repliegue y una rotondeada de vez en cuando. Estamos en Nicaragua y la pobreza nos golpea a todos. Es difícil querer cambiar más de 100 años de corrupción, cuando tenes que pagar el gas, la leche y los frijoles. Estamos claros.
El problema es que desde abril, ya no se trata de simplemente hacerse el loco cuando te exigen carnet del Partido para darte el trabajo.
Un momento, soy sandinista pero no soy cómplice de los asesinatos
Conozco jueces que fueron al Repliegue (de mentira) y a la Plaza el 19, que piensan que como no andan con un AK matando gente en Monimbó o en el Lóvago no se están manchando las manos de sangre.
O retirados del ejercito que están dispuestos a ir a las marchas del Gobierno, pero no a ponerse un pasa montaña y montarse en una Hilux con su respectivo M16 al hombro.
No se engañen, si no estas haciendo nada por detener el baño de sangre, sos parte de los encubridores. Ahí vas a entender cuando te pase lo de la Juez Gayardo, que por atreverse a mostrar consideración con los presos políticos, la corrieron de su puesto:
Y a ella (hasta ahora) le ha ido bien, porque a Oscar Danilo Mendoza, retirado del ejercito que no quiso unirse a los paramilitares de Daniel Ortega, terminó en el Chipote y ahora a su esposa la corrieron junto al resto de familiares del portón principal:
¿Qué hay peor que caer preso? Torturas y muerte es lo que receta el Gobierno a los policías que se niegan a seguir haciendo el papel de sicarios:
Por eso, otros policías más precavidos, están renunciando a través de organismos de derechos humanos:
Si alguna vez has visto una película de narcos, sabes que renunciarle a alguien como Daniel Ortega, no es un problema de quincenas y aguinaldo.
No fregues, menos que renuncie entonces
Y eso que no hemos hablado del odio visceral que tienen algunos vandálicos porque un paramilitar sandinista le mató a su pariente o a su compañero de clases. O porque le dispararon desde una Hilux mientras trataba de defender a alguien que necesitaba ayuda. Porque no solo es la violencia armada, es también el cinismo, la injusticia, la impotencia. Contra Monimbó, contra Diriamba, contra la UNAN.
Estamos claros que de este lado hay gente que cree que esto no se acaba hasta eliminar cualquier vestigio de sandinismo que haya en Nicaragua. Eso lo sabe Masacrín muy bien, por eso tiene meses de estar cultivando la polarización. Minimiza las matancinas de sus paramilitares (por no decir, que hace de cuenta que no existen) y resalta los 50 policías que han matado reprimiendo protestas, tranques y demás.
Crea una falsa sensación de igualdad de condiciones, porque a él le conviene que Nicaragua odie a los sandinistas. Así se asegura que aunque la mayoría del partido nunca formará parte de sus turbas paramilitares, pero tampoco le van a quitar su partido.
Ortega quiere hacer creer a todos los sandinistas que todos están en un mismo barco. Pero NO es cierto.
El sandinismo ya forma parte de la revolución cívica
Hasta ahora, en todos los aspectos de esta revolución cívica, ha habido representación sandinista. Desde las protestas universitarias, hasta los tranques, las marchas y los plantones en el Chipote. La Alianza Cívica, el Movimiento Campesino, las ONGs y por qué no decirlo, los viejos políticos del MRS. En todos lados, hay y habrán sandinistas.
Entonces, por qué no unir esfuerzos, levantar la bandera y romper por fin con la maldición de los Ortega Murillo? Todo mundo sabe que el partido ya venía arrastrando resentimiento por los abusos de la mujer del comandante. Como dijo el Chele Grigsby al comienzo de todo esto:
De los 9 comandantes de la Dirección Nacional, 7 están vivos, uno tiene alzheimer, uno es Daniel Ortega y los otros 5 han dicho que Masacrín la cagó. Cuatro incluso están claros que los paramilitares están masacrando al pueblo en nombre de Daniel Ortega (Humberto Ortega, Henry Ruiz, Luis Carrión y Jaime Wheelock).
Para que te des una idea, hoy en día hay más sandinistas fuera del FSLN, que dentro. Es más, estoy dispuesto a apostar mi brazo izquierdo que de cada 10 sandinistas, nueve están en contra de las masacres. Aunque sigan trabajando en el gobierno y sigan yendo a la plaza.
A ustedes, sandinistas no asesinos, les propongo lo siguiente: hagan una marcha este 1ero de agosto de solo sandinistas, pero sin la peste de los Ortega Murillo. Una protesta del sandinismo contra los asesinatos, secuestros y torturas. Nada más. No tienen que convertirse en MRS, o hacerse pro-yankees, o apoyar a la derecha o la burguesía de Nicaragua. Se trata de trazar una raya que separe al sandinismo y a los sandinistas, de las masacres, los secuestros y las torturas.
¿Y quién sos vos para hacer propuestas al sandinismo?
Nadie, de hecho ni en mi casa me hacen caso. Yo solito si quieren me trago esa propuesta de hacer marcha el 1ero de agosto. Es más, si quieren no hagan marcha. Eso no importa.
Lo que sí importa es que el sandinismo haga algo, lo que sea, por recuperar sus 4 letras y su bandera rojinegra de las manos de un par de asesinos. Porque al hacerlo no solo se ayudaran a si mismos, también habrán liberado a Nicaragua (una vez más) del peor dictador en la historia de este hermoso país.
O bien, pueden no hacer nada. Y se quedan callados, cabizbajos, en sus respectivos trabajos del gobierno, deseando que nunca les toque probar su fidelidad al Masacrador de niños. Ustedes deciden. Solo no se pongan tristes si nunca más pueden llamarse sandinistas en publico, por temor a ser vistos como asesinos.
PD, un mensaje para los más viejos: de los errores en los años 80, recuerdo mucho las excusas de la guerra fría, el imperio y bla bla bla. No sé, supongo que algunas sí son válidas. Eran otros tiempos y yo sé que en retrospectiva todo mundo tiene vista 20/20. Pero ahora ¿Que los detiene de hacerse al lado correcto de la historia?
Uno de los grandisimos problemas de la Nicaragua política, es que somos una manda de aficionados, o para que suene más duro, somos bien dundos a la hora de votar en las elecciones o ponernos del lado de un partido político. Porque deducimos que el apoyo a un partido tiene que ser leal y perdurable, nunca podés traicionar a tu partido aun cuando este liderado por un criminal al que nisiquiera conocer.
El día en que comencemos a elegir gobernantes no por el partido que representa, sino por las propuestas de gobierno que da, y la forma en la que planea gobernar y la integridad de la persona, entonces vamos a ir resolviendo de a poco tanta corrupción.
Porque no pensamos en el bienhestar de Nicaragua, sino en el orgullo de nuestro partido político. Es hora de que todos nos hagamos adultos (al menos los votantes, porque ya sabemos que desde hace diez años, los menores de eda, los muertos y los migrantes también votan) a la hora de elegir un gobernante.
Y a mis hermanos de Frente Sandinista de Liberación Nacional (porque hasta hace algunos años yo formaba parte de esta línea politica) les suplico, NO DEJEN QUE LA LUCHA CONTRA SOMOZA SEA MANCHADA POR UN NUEVO NOMBRE. No se conviertan en los nuevos criminales de la historia.
Estoy seguro que existieron muchos somocistas que tampoco se pusieron nisiquiera un rifle al hombro nunca, y que solo se quedaron sin hacer nada en esa época, pero precisamente por no haber hecho nada, durante la historia quedaron marcados cómo los criminales más grandes del siglo. Ahora la historia va a juzg como los sandinistas serán recordados. Ustedes deciden si salvar a su partido de la memoria criminalizada, o formar parte otra vez de los que rescatan a Nicaragua de la peor dictadura de la historia.