Como seguimos a la espera de esa noticia grande que hará posible que yo haga lo mio en este prestigioso medio de comunicación de circulación (ahora) semanal, vamos a tener que ponernos creativos para mientras.
Véanlo como un regalo, las primeras páginas del libro «La vida de un nica exiliado en la Yunais del sur», próximamente a la venta en su librería más cercana (no fiamos).
Nicaragua, tu calor está charquito
Cuando los nicas viajamos, no compramos ropa de frío. Primero porque en las pakistan casi nunca viene esa chochada. Y segundo, porque siempre hay una tía que fue hace 20 años a Turketiskan y guardó de recuerdo una maleta de botas de nieve y bufandas gruesas que «da pesar botarla».
Por eso, cuando ves un grupo de turistas en otro país que no es Nicaragua y queres distinguir cuál es el nica, es el maje que anda con ropa que pasó de moda hace 35 años. Con decirles que yo tengo fotos de hace un par de años, luciendo una chaqueta prelavada y un suéter con hombreras.
La cosa es que cuando vine aquí a la Yunais del sur (no es los Mayamis), vine tranquilo porque me dijeron que aquí hacía calor. Yo dije, bárbaro, con mi ropita de Nicaragua tengo suficiente, un gasto menos.
Hasta que llegó Julio. El mes, no el maje.
Aquí (y nada más aquí) todavía usan los Fahrenheit como medida de «está juerte la calor». Yo, que soy un verdadero analfabeta de las matemáticas, ni sueño con hacer conversiones en el aíre de Celsius a Fahrenheit. Solo sé que cuando llega a 104 grados aquí, es más o menos 40 grados en el resto del mundo.
Pues no me van a creer, pero en Julio llegamos a 100 y pico. Lo cual es todavía comparable con Managua. Lo que no te dicen, es que por el tipo de calor y de sol, se siente como 45 grados.
No
Jo
Das.
Yo que he ido en Semana Santa a Chichigalpa me creía bien machito cuando se trata de calor. Olvidate. Esta nota es como rayo laser. No entiendo como no he quedado pelón, porque estoy seguro que estos rayos de sol deben depilar.
Ah no, y agosto es todavía peor. Como será, que desde el fin de semana pasado, la ciudad activó una alerta que si no tenes aíre acondicionado en tu casa o se te friega el que tenes (por recalentamiento), podes ir a unos refugios donde hay aíre acondicionado gratis. Es más, te dicen que si no tenes carro, por tu salud mejor no salgas, que te van a llegan a traer.
El jefe de Policía publicó un anuncio en Facebook dirigido a los tamales de la ciudad, donde les pide que suspendan actividades por unos días, mientras pasa la calor. Dice que así nos evitamos salir del aíre y poner en riesgo la vida por unos chunches viejos.
No hay cochón torcido
Al mes de estar aquí, alguien de la primera ola de exiliados nicas (así les llamamos a los que se vinieron en los 80 por culpa de un presidente asesino que se llamaba Daniel Ortega) me prestó un carrito para que me pudiera movilizar. Ese es tronco de favor, más de lo que se imaginan, porque estoy en una ciudad donde prácticamente no hay buses, ni trenes, ni nada de eso.
La cosa es que antes del verano, ese carrito era la fiera, aunque no tuviera aíre acondicionado.
Pero llegó Julio y lo tuvimos que parquear. Diez minutos en carretera, sin aíre y salís confesando todos tus pecados para que paren la penitencia. Y como aquí todo queda a por lo menos 20 minutos, no gracias. Tiene que ser una emergencia de vida o muerte, tipo una tripa salida, para que yo salga en ese carro a las 3 de la tarde. Ah! porque eso es otra cosa, aquí el día dura 16 horas, 14 de ellas es con ese sol que depila.
Maje, no te exagero. Hoy salí en un carro con aíre al super. Eran tipo las 4 de la tarde. Solo la bajada del carro al interior del super, que fueron como 5 minutos máximo, ya me dejó tomando pastillas y descansando la insolación. Yo, que estoy acostumbrado a pelar cada vez que voy a Pochomil.
No papa, este sí es calor y esto sí es sol. En Nicaragua solo sudas y te sofocas. Es incomodo y lo que vos queras, pero no te duele y te arde a los 30 segundos de salir a la calle.
Pero bueno, podría estar peor. Mi primo vive en el Estado de al lado y dice que ahí está 10 grados más caliente que aquí.
En las noches.
Cuando está fresco.
Con razón el maje siempre viajaba a Nicaragua en estos meses, para «refrescarse». Yo creía que lo decía por joder, tipo irónico.
Y a ustedes ¿Qué les ha pasado en el exilio?
Si así como esta historia balurde, ustedes tienen una que sí da risa, háganme el favor y me la dejan en los comentarios. Así ese libro se escribe solo y no tengo que desvelarme tanto. Ay endespués anante nos arreglamos con las ventas.
Buenísimo! La única diferencia es que allá hay aire por doquier, mientras que aquí el sol te depila y es difícil encontrar “choza” donde refrescarte. Ya pronto llega el otoño, y con otros aires y tendrás que desempacar la ropa de hace “añitos”. Que Dios Rec bendiga!
Aquí en Bélgica, por dos semanas al año podés decir «aaah, el calor está igual que en Managua». El resto del año está gris, frío y gris.
No
Jo
Das
Me morí
Leerte es el «refrescarse» de cada día. Espero que lo pases mejor…
Loco, en el parrafo donde decis
«anante nos arreglamos con las ventas.»
deberia leerse ‘ahi endenante’ o solo ‘endenante’
«Anante» se usa en situaciones como: «anante puee ler y escribir»
Ya con esa descripción me imagino que estas en el Suroeste de los Yunais. Ese calor despelleja. Yo que nací en Jinotega, sufro como sapo en paila de agua caliente. Somotillo, el calor y la humedad ahi era opresora, a como lo recuerdo en mí niñez. Choluteca, Honduras, como decíamos en el monte, «el calor es mucho más pior!»
Yo aquí en los Mayamis me sofoca la humedad, a solo que este cerca de las playas donde el aire de la baja un poquito. Managua es así de caliente pero las noches se refrescan. Aquí ni gaver, el suelo Floridiano contiene lima y piedra cantera saturada de agua, o sea cuando se calienta la vaina, esto se vuelve un vapor así como atmósfera extraterrestre.
Pase por Los Angeles cuando vine aquí por primera vez. Casi me da un patatus la primera vez que pase por un verano Angelino. Lo bueno es que el aire es seco y no te sofoca. Lo malo es que el sol pica, casi te fríe el pellejo.
Arizona es peor! Ahí salís con guantes para poder agarrar el timón del carro, y si tenes zapatos baratongos, ojo, que se derriten en el pavimento.
Cosa que me paso aquí en los Yunais, a mi hermano y yo nos toco dar una gran caminada, buscando chamba, en verano, en Los Angeles y por ruta donde no pasaban buses.
No jodas que horrible eso. Y con sed y hambre, caminando por una zona industrial hasta que al fin vemos un supermercado, y los dos con hambres, y solo $5 en el bolsillo.
Bueno, entramos ahí con los ojos pelados a ver que juja podemos comprar pa’matar el hambre. Y ahí, como regalo divino, vemos un paquete de uvas verdes. No jodas, nosotros que nos criamos comiendo plátanos verdes con sal, vemos eso y estamos que disque «puta que manjar, compremolas, pos si, agarra esa m* paga y vamonos.»
Y puéj pucha como Clodomiro descubriendo América, nos estamos hartando las uvas mientras caminábamos de regreso. Pero por alguna razón u otra, tal vez porque nuestras tripas estaban todavía en condición tercermundista (ahora tamos mejor, comemos más fino), nos pega una tremenda currutaca.
A la madre, y no hay donde, ni un establecimiento donde pudiéramos asomar la jeta y decir «me presta el escudado?» No, pura fabrica, y ni un solar baldío con monte a donde resolver este tema tan gastronómico.
Finalmente ya, casi aruñando el aire, llegamos al barrio y casa donde estábamos alojados. Vos sabes lo que es subirse 4 pisos por las escaleras con ese clavo digestivo?
Mi hermano y yo no volvimos a tocar uvas verdes por un buen tiempo. No se, será que estábamos deshidratados o malnutridos (no es broma) o la falta de familiaridad con las uvas (especialmente uvas verdes, no las rojas que nos gustaba tanto ver como la gente sé las comían en los comerciales de la tele.)
No se, pero ahí es cuando uno se da cuenta, al hacer una cosa tan mundana como comerse una chochada así, que uno esta en otro mundo. Diferente comida, agua con diferente composiciones minerales, diferente temperatura, pucha, diferente atmósfera, en un cuerpo ya medio raquítico y cachimbeado de andar rodando como las piedras.
So cosas que nadie se las puede imaginar hasta cuando le toca a uno pasarlas.
Pipe espera el invierno,si ahorita los andas de arrastrada en el invierno los vas andar en el cuello.