Hoy, los vecinos de El Carmen, van a sentir que se teletransportaron a vivir a una cantina. Uno, por el maratón de canciones corta pulso que de pronto van a tener de soundtrack en sus vidas y dos, porque van a sonar a volumen de culto evangélico.
Curiosamente, la música vendrá de la casa del Comandante. Algo totalmente fuera de lo común, pues de ahí solo salen paramilitares. Cada nota irá preñada de dolor, profundo, tan fuerte, que solo los que alguna vez han sufrido despecho nivel novela de Televisa, lo podrán entender.
Rancheras y más rancheras. Y entre ellas una que se repetirá más que las otras. Una que técnicamente no es ranchera, pero que explica perfectamente la historia detrás de la cabanga. Les doy una pista:
Amor prohibido, como el de Daniel Ortega y Jacinto Suarez. No por ser de distintas sociedades. En este caso los dos eran palmados y con la piñata pasaron a ser acomodados revolucionarios. El amor de estos dos tórtolos fue prohibido por otras razones. Sea por el machismo o por la ignorancia. O simplemente porque nadie nunca les quiso aceptar que había un dicho que decía «en la cárcel no vale». El punto es que al igual que Romeo y Julio, Masacrín nunca pudo ser feliz al lado de su amor carcelario.
Y vaya que lo intentaron. En los 80, el partido sandinista (más que todo Masacrín) nombró a Jacinto Suarez secretario internacional, para que por pura casualidad y sin querer queriendo, se encontrara con su amor furtivo en esos viajes que hacía por todo el bloque socialista. Pero la Vieja Arrimada, que ya tenía planes de heredar el negocio de su marido, se pegó como mozote a su Comandante y le parió 17 chigüines.
Quien sabe cómo le iría a Nicaragua si la Vieja Arrimada no fuera tan … arrimada. Tal vez Masacrín nunca hubiera abusado sexualmente de su hija, ni de todas esas otras niñas anónimas. Tal vez solo sería asesino y ladrón, pero no violador.
Nunca lo sabremos. Apuesto que él mismo se hará hoy esa pregunta, entre ranchera y ranchera. Mientras grita a todo pulmón «Selena, cuidame a mi Chinto, decile que no necesita darme 3 cigarros, mucho menos comida, que soy suyo, for ever and ever».
Ahora un fragmento del poema que Masacrín escribió para inmortalizar al amor de su vida.
En la prisión
Por Daniel «El Masacrador de niños» Ortega
A continuación, hoy 4 de julio
El aguerrido (se despachó un montón de negros)
agregado militar (Blag flag los mata al vuelo…
y los remata en el suelo)
condecorará los heróicos y caballeros
soldados.
Soropeta, Juan pluma, el dormido,
Casa chica… te fuiste y me dejaste
en la prisión,
tan solo me juzgaste
como un ladrón
Toro Nuevo, el Burrito, el Zopilote,
el As Negro,
…¡ la Chupeta !
Llega la Chupeta,
la Caleta, a peso el polvo
este chavo es pura uva.
Si me das comida me culiás,
por tres cigarros la mamo.
La luna, los lirios, dios,
el poeta apocalíptico.
A vos Jacinto, de tu amado Daniel.
Nota del editor: dicen que Jacinto Suarez no ha muerto. Que tal vez llega a mañana. No pasa nada, igual publicamos esta nota. Así de importante es su existencia.
Que son unos viles Irrespetosos .yo se las cobraria caro .de Vera’s esas chingaderas si pueden sacar de control a cualquiera
Jajaja si esto te ardió, entonces al leer este post de bacanalnica te vas a infartar, Francisco Solano:
https://www.bacanalnica.com/una-mirada-profunda-al-sandinismo-y-su-gran-capacidad-intelectual-o-ausencia-de/
son unos idiotas