Hay que reconocer que la Vice Dictadora, Rosario Murillo, siempre hace un esfuerzo sobrehumano por contener sus emociones negativas. Es heroico, si consideramos que SOLO tiene emociones negativas. Yo creo que por eso abusa tanto de la palabra «amor» en sus monólogos: para tapar lo que realmente siente, que es diametralmente apuesto a esa palabra que adorna la orilla del lago Cocibolca.
«Love», así, en inglés – ¡Y se las tiran de anti-imperialistas! -. No se molestaron en traducir la palabra, quizás porque hubieran tenido que contratar un diseñado para acomodar las letras, y así se pierde la gracia de piratear porque gastas reales.
La palabra oficial de la dictadura
Por mucho que la doña tiene luyida la palabra «amor», hay otra, también de cinco letras, que está más cerca de su corazón: «Joder». Tanto así quedó claro el 12 de diciembre del 2019, cuando en su monólogo del día, exclamó desde lo más profundo de su alma atormentada: «¡Ya dejen de joder!».
Fue un lapsus, un momento de debilidad. Usualmente, ella no saca la proverbial «caja de lustar». Pero entiéndanla, había sido un día duro: Primero, Estados Unidos acababa de sancionar a su hijo Rafael, el zar de los negocios familiares. En este caso, hay un «¡Ya dejen de joder!» dirigido a la comunidad internacional. Es su manera colorida de decir «¡Ya dejen de hacernos más difícil lavar dólares producto de la corrupción!». Por un momento, pensé que era porque le habían tocado a su muchachito, pero después me acordé de lo que le hizo a Zoylamerica.
Esa misma mañana, un grupo de madres de presos políticos y miembros de la Alianza Cívica y la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) habían protagonizado una protesta en Metrocentro. Como eso no se vale en dictadura, el consuegro Paco Diaz mandó a sus antimotines a hacer lo suyo.
Las dramáticas imágenes de una señora mayor con el rostro ensangrentado, y un policía estrangulando a la periodista Kastalia Zapata le dieron la vuelta al mundo. Hasta Juan Sebastián Chamorro se ganó unos golpes por tratar de impedir que los policías agarraran a macanazos a una anciana. En la Nicaragua de los Orto-Mu, ese atrevimiento se paga caro. Pero nada molesta a la doña más que la dejen en evidencia. El otro «¡Ya dejen de joder» quiere decir «¡Ya dejen de ejercer su derecho a la protesta, voy a secuestrar a cuantos opositores me ronque la carabina secuestrar!». En ese entonces, 160 presos políticos se encontraban en las cárceles.
«Joder» es hacer preguntas obvias
Es claro que cuando la compañera habla, no se rige por los significados del Diccionario de la Real Academia Española. Para ella, «joder» es retar a su proyecto totalitario, incluso haciendo las preguntas obvias. Por ejemplo, ¿por qué el Comandante Ortega despareció por 40 días, rompiendo su récord personal de ausencias?
En cualquier país del mundo, sería un escándalo mayor que un presidente desapareciera sin explicación alguna. Estamos, básicamente, ante el abandono de funciones. Aquí no. Aquí todo está normal, porque la señora sigue hablando a mediodía y el zinc – o las prebendas que te toquen – siguen fluyendo. Claro, si doña Violeta, Alemán o Bolaños se hubieran pegado una perdida parecida, rápidito les hubieran recetado una declaración de incapacidad. Pero eso no se aplica al Comandante, por aquello de que es un caudillo especial. Como Fidel. Como Chávez. Tan como ellos, que en algún lugar de El Carmen ya tienen prendida una mantenedora que le va a servir de escala a sus restos en el tránsito a la inmortalidad. Lo van a tener guardado el tiempo que sea necesario para arreglar los detalles de la sucesión, porque ni quiera Dios dejar eso en manos de un proceso constitucional.
Rompiendo récords
El 11 de enero, el Presidente de Facto nos deslumbró declamando a medias algunas poesías de Rubén Darío. Quedó tan cansado que pasó a modo hibernación por 40 días. Y justo cuando le estábamos cantando el récord, hizo una aparición silenciosa para rendir homenaje a Augusto C. Sandino en el 87 aniversario de su muerte.
Ortega mantiene en el negocio a la farmacéutica que produce la tiamina….y todas las demás cosas que le ponen para que de vez en cuando pueda salir a hacer la mueca. No fue sino hasta hoy que los estimulantes le hicieron efecto, así que hasta el lunes 22 fue el «acto» propiamente dicho. Allá en la inmortalidad, el General de Hombres y Mujeres Libres tuvo que esperar 24 horas por su homenaje oficial. ¿Eso de estarse fijando en los días hábiles del Poder Ejecutivo, y la exactitud de las fechas? Joder y más joder. Ya pronto los regaña el Inventario de Joyería de Canasto hecho mujer.
Ajá, pero ¿qué dijo don Daniel?
¿Importa, acaso? Les debo el resumen para la próxima, pero puedo adelantarles que se tiró varias ráfagas de los clásicos «Danieles». Mientras tanto, por mucho que le activen los adjetivos amorosos a la Vice del Vicio, hay que seguir jodiendo. Tenemos que seguir reclamando. Tenemos que seguir cuestionando. Tenemos que seguir manifestando nuestro disgusto hacia la dictadura, sus secuaces y sus tontos útiles. Para inspiración, aquí tienen la canción «Vamos todos a Joder», del grupo Los Minúsculos. ¿Ven que bonito es agarrar los insultos que nos tiran, y usarlos cómo si fueran cumplidos? OK, ellos hacen lo mismo, pero enorgullecerse de ser «sapo» es joderse a uno mismo.
Y para joder un poquito más, porque somos sobre-cumplidores, participen en el desafío «Jodedera 2021». Encuentra los detalles en la página de Facebook de Los Minúsculos.
Gracias por la informacion, espero que sigas publicando mas informacion de este tipo soy una persona a la que le gusta mucho leer especialmente articulos informativos.