Hace uno días, en Twitter publiqué una captura de pantalla de la periodista que salió en televisión nacional en Rusia con un cartel en protesta a la guerra. La periodista Marina Ovsyannikova declaró en el equivalente al Canal 4 de los sandinistas, que la invasión rusa a Ucrania era la guerra de Putin, no la del pueblo ruso. Pues sí, en un país donde hay servicio militar obligatorio (como alguna vez en Nicaragua), es difícil identificar hasta donde los soldados andan por voluntad propia o si es por evitarse un par de años en una Gulag en Siberia.
Lo más sorprendente para mi, es que esta guerra Putin la ha perdido tanto afuera como adentro. La resolución de la ONU (aquella donde Daniel Ortega le enterró el puñal a su ídolo juvenil) ha dejado claro, que si de aliados se trata, Vladimir «Pezones al aíre» Putin, afuera solo cuenta con 4 (Bielorrusia, Siria, Corea del Norte y Eritrea). De esos, Bielorrusia es el único que medio vale la pena en este escenario. Dicen que Lukashenko es incluso más arrastrado que Masacrín. Debe ser cierto, porque no lo traicionó en la ONU.
El problema es que al igual que Daniel Ortega, Lukashenko se sostiene en el poder a partir de la fuerza y si se atreve a mandar soldados para ayudar la invasión de su ídolo, los únicos que aceptarían serían los más fieles, dejando internamente la mesa servida para una revolución que está a un pelito de explotar.
Putin ya perdió la guerra en Rusia
Así mismo, adentro, en Rusia, Putin está cada día más débil. Cientos de ciudadanos rusos han ido directo a la cárcel, porque se atreven a protestar. En un sitio web oficial ruso, alguien publicó que el ejercito ruso había tenido 10 mil bajas, como una forma de protesta. El oficialismo inmediatamente lo borró y dijo que los habían hackeado.
Después del acto heroico de la periodista rusa, docenas de periodistas rusos han renunciado, inspirados por su valentía. Yo decía ¿se imaginan esto sucediendo en Nicaragua?
Que alegría me da, poder ver hoy con mis propios ojos, este deseo hecho realidad.
Arturo McFields realizó un acto heroico
Hace unos minutos en la OEA, donde nunca pasa nada importante, el embajador por Nicaragua, Arturo McFields leyó un documento que para variar no venía lleno de mentiras.
Nada de lo que dijo Arturo es nuevo. Ni siquiera es noticia. Es más, se quedó corto al no hablar de los crímenes de lesa humanidad de Daniel «El Masacrador de niños» Ortega.
Lo novedoso (y de paso heroico) es que lo dijo él, un representante del Reino Batracio. Obviamente cayó como bomba en la casa matriz del infierno en Nicaragua, El Carmen. En menos de dos horas pasó de ser un compañero revolucionario por la senda de Carlos, a un traidor vende-patria financiado por el Imperio. Es lo que los expertos en primeros auxilios llaman «ardor nivel limón, sal y vinagre en la herida en carne viva».
Ya comenzaron a salir los documentos oficiales y los memes de la granja de trolls, que para los efectos, tienen el mismo nivel de calidad UNEN:
Pero como dice el dicho nicaragüense creado por Rubén Dario (confirmación pendiente):
Ya te cu**é
Autor anónimo (puede ser Rubén Darío, pero muy poco probable)
Y descu**o no hay
Ahora el sueño es que salgan más traidores del Reino Batracio
Arturo en su última participación como embajador de Nicaragua en la OEA (anda las bolas que lo van a correr), dijo que son muchos (¡miles!) de servidores públicos los que piensan como él. Es decir, que tienen ojos y oídos para ver lo que ni siquiera se molestan en esconder Daniel Ortega y sus sandinistas. Él apenas es el más reciente en hablar.
Algunos dirán «claro, como está en Washington DC, así cualquiera es valiente». Pero no, recuerden que como todo capo de cartel de narcotráfico, Daniel Ortega lo que más odia es a los traidores, incluso más que al enemigo. No nos enredemos, este es un acto heroico de parte de Arturo McFields, las repercusiones serán nefastas y él lo sabe. Todos lo sabemos en Nicaragua, por eso es que los otros que piensan como él lo más seguro es que se queden callados.
Yo, desde la distancia del exilio, no puedo reclamarles. Solo recordarles, que los verdaderamente fieles a Masacrín, son una minoría y que si una cantidad importante de funcionarios decide dejarlo solo, los que hacen que el país medio funcione, Nicaragua estará más cerca de salir de este infierno. Un infierno que perjudica tanto a sandinistas, como a no sandinistas.
Además, no sería más que un adelanto de algo que inevitablemente va a ocurrir. ¿O qué, vos crees que uno de esos parásitos buenos para nada del clan Ortega Murillo está en capacidad de ser el siguiente dictador? De 86 no haces uno.
Vamos a ver con quién se desquita Daniel Ortega en Nicaragua. A quién echa preso. A quiénes confisca. Vos sabes, algo bien revolucionario y sandinista que hace cada vez que el ardor es demasiado. Mientras tanto, ya confirmado que corrieron a Arturo. Es más, se fueron atrás en el tiempo y lo corrieron el año pasado.
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