Nosotros los nicaragüenses de sangre caliente, o sea los que no somos sandinistas, tenemos la ilusión… no, la fantasía que dentro del FSLN las cosas caminan como un colectivo más o menos estructurado.
A ver, todos estamos claros que Daniel «El Masacrador de niños» Ortega y su Vieja Arrimada, Rosario Murillo, así como sus 85 chigüines (número apróximado), están por encima de la chusma batracia. Son, si queres, «realeza batracia». Pero, lo demás después de ellos, es simple machigüe.
Y no crean que lo digo porque estoy disimuladamente desahogando mi resentimiento con los sapitos. No. Mi valoración viene de observar con ojo crítico de maje que tiene más PHDs que todos los majes de UNEN combinados, cómo se desarrolla la dinámica de poder dentro del FSLN.
Estudio científico de las dinámicas de poder dentro del FSLN
Para entender la jerarquía dentro del FSLN es importante partir de una regla de oro que existe en cualquier negocio familiar. Todos los que llevan el apellido («Ortega Murillo» en este caso), son dueños. Todos los demás, son empleados. Ya antes había escrito en este prestigioso blog sobre las 3 razas de sapos que hay en Nicaragua (realeza, pochomil y de a pie). Pero vale la pena recordarlo:
O sea que olvídense del cargo, la trayectoria, o la antigüedad. Podes ser Gerente General un día, pero si tu apellido no es el que sale en la escritura, mañana no sos nada.
Dejamos establecido entonces que el FSLN es desde hace décadas un negocio familiar de los Ortega (antes los hermanos Daniel y Humberto, ahora solo Daniel y su Vieja Arrimada). Ahora pasemos a la siguiente característica importante.
El FSLN es un cartel de narcotráfico (y otras cosas)
Así es, el FSLN funciona como un cartel de narcotráfico. Los cuales a menudo son negocios familiares. El Chapo dejó el mando del Cartel de Sinaloa, a sus Chapitos. ¿Qué diferencia a los carteles, de cualquier otro negocio familiar? La violencia.
En el mundo de los negocios, lo peor que te puede pasar es quedar pobre. Cuando sos narco, lo primero que te va a pasar es quedar pobre y lo peor es balaceras, torturas, cárcel, etc. Aquello de la lealtad y la mística es un mito alimentado por la propaganda. En la estructura del FSLN, que es crimen organizado al fin, el disuasivo #2 es la violencia. El #1 lo está conociendo el magistrado Gerardo Rodríguez desde el lunes pasado.
De magistrado a traidor de la patria
El magistrado Gerardo Rodriguez, famoso en Nicaragua por sus bochinches pasionales (envidia de Televisa)…
Pues bien, este paladín de la justicia, fiel hasta la muerte de sus patrones (los capos del cartel Ortega Murillo), sorprendió a Nicaragua esta semana, cuando de pronto el Cartel le aplicó el disuasivo #1: quitarle todo y el destierro (del Reino Batracio). Así a vuelo de pájaro, le quitaron:
- El cargo de magistrado
- Los beneficios (los legales y los ilegales, como las coímas)
- La pensión
- La camioneta
- La oficina
- Su personal
- El pasaporte
- La cédula
- El teléfono
- Le corrieron a la mujer
- Y se llevaron todo lo que había en su casa
Y todo esto lo hicieron, bajo las reglas del cartel. Es como cuando el Cartel quiere despedir a uno de sus sicarios. No le mandan una circular de Recursos Humanos para que haga sus 15 días. Le mandan otro sicario.
Hago la aclaración para los que no son de Nicaragua, porque en un país normal este señor sería intocable para el Presidente. Es más, hasta los Magistrados de la Suprema (tecnicamente, los jefes de todos los jueces) tendrían que cumplir primero con una serie de requisitos antes de pensar siquiera en iniciar el proceso de destituirlo.
En Nicaragua no. El Capo llama a uno de sus «operadores» (el magistrado Marvin Aguilar) y éste hace realidad los deseos del patrón con eficiencia batracia.
Dicen que el pobre magistrado Rodríguez está igualmente sorprendido por todo lo que le ha pasado, pues él cumplió con llamar a la presidente de la Corte Suprema de Justicia, Alba Luz Ramos, y le preguntó si le daba permiso de aceptar el recurso de CxL. Y dice él, que ella le dijo que sí. Pero ahora, la magistrada Palacios dice que no es cierto. La clásica escena de cuando el Capo agarra en la maturranga a unos Lugartenientes que se le querían ir arriba. En la desesperación, todos se echan la culpa entre sí.
Igual ya sabemos a quién le creyó el Capo Masacrín. El defenestrado fue Rodríguez, por no confirmar con el verdadero jefe, el designado por el Capo para controlar la CSJ (Nestor Moncada Lau). De nada le sirvieron 15 años de servidumbre incondicional. Se le olvidó que el FSLN es primero y antes de todo, una organización criminal.
¿Será que Gerardo Rodríguez ahora suelte la sopa?
Como en las películas de narcos, cuando a un charrulita lo expulsan del Cartel, inmediatamente están las autoridades rondando para ver si lo logran voltear en contra del Capo. Pero recuerden que así mismo, el Capo le recuerda al desterrado que si sigue vivo, es solo porque a él, Daniel Ortega, así le ronca. O sea que no se hagan ilusiones de oír a Rodríguez cantar, porque si el disuasivo #1 te parece horrible, el disuasivo #2 es mucho peor.
Y lo peor de todo, debe decir Rodríguez, es que fue por un trámite de esos que no significa nada. Aceptar dar trámite al recurso de amparo de CxL es como cuando llega el maje de la TipTop y vos agarras el pollo. No significa nada.
Piensen en eso cuando traten de imaginar a un sapito parándosele en seco a Masacrín. No es miedo a que lo corran, es miedo a que lo maten a él y a toda su familia.
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