Para que vean cómo me sacrifico por ustedes, soy de las pocas personas que escucha los monólogos de Vieja Arrimada™ (Marca registrada Bacanalnica). No se sientan culpables, yo lo hago por la bondad de mi corazón, y el sentido de sacrificio imbuido en mí, gracias a mi educación jesuítica. Pueden compensarme en el botón que dice «donar», por ahí abajo.
Como yo sé que NADIE escucha a esa señora, los pongo al día: los monólogos, que los medios de propaganda transmiten de lunes a viernes a mediodía, son principalmente una letanía de actividades realizadas por el (des)gobierno. Ensalza con los adjetivos más rimbombantes que se les puedan ocurrir las cosas más banales. Ponen un adoquín y es una «victoria» que nos lleva por «rutas de prosperidad». Si la escucharas sin conocerla, creerías que Nicaragua es el nuevo imperio romano. Así de infalible suena.
En realidad, los monólogos de la Masacrina son despachos desde Fantasilandia. La dictadura es absolutamente inepta en la administración de la cosa pública. Para muestra, el botón de la vacunación.
Todo lo que no debes hacer para enfrentar una pandemia
Desde el principio negaron la presencia del virus; prohibieron que el personal de salud usara mascarillas y caretas para «no alarmar a la población»; promovieron actividades masivas; y un largo etcétera que pasará a la historia como todo lo que no debes hacer a la hora de enfrentar una pandemia.
Se protegen detrás de la ilusión de que al controlar la información oficial, ocultan el costo humano de sus pésimas decisiones. Nadie le cree a los pseudo-ministros de salud, cuando salen a decir que solo hay un muerto a la semana por COVID-19, por mucho que quieran justificar a las víctimas por patologías asociadas al mal del siglo XXI. «¡Ay, se murió de neumonía atípica!». Seguro, madre.
La prueba de la vacunación: fail!
Hasta las buenas noticias se convierten en tragedias incipientes. La semana pasada, se expandió el acceso a vacunas para todos los mayores de 30 años – mala noticia para los menores de 30, que son el 70% de la población – pero bueno…¡salados, jóvenes! A no ser que militen en la JS…
El repunte de la enfermedad no se tapa con las mentiras de Chapatín y la Doctora Sepelio. La gente salió a buscar la vacuna en masa. Me reconforta saber que la estupidez de los anti-vacunas, que está causando estragos en los países desarrollados, no ha hecho mella en el pueblo nicaragüense. Nuestro problema son los administradores de la logística nacional: la dictadura Ortega Murillo.
Nicaragua es un caso de estudio sobre cómo no hacer una campaña de vacunación en medio de una pandemia: los centros de atención son pocos para la cantidad de personas que deben ser atendidas. Las colas son tan extensas que se proyectan por calles y aceras. La espera es tan larga, que la gente tiene que llevar sillas. Ya el OG Manuel destacó cómo las filas en Nicaragua para la vacuna contra el COVID se pueden ver desde la luna.
No faltan los vivianes que planeaban vender sus lugares en la cola – ¡emprendedores de economía creativa! -, o los arribistas que aprovechan sus estatus batracio para sacar ventaja. ¿A quién crees que vacunaría primero un gobierno «cristiano, socialista y solidario»? A un médico, a un maestro…o a un activista de sus filas?
Solo respuestas incorrectas, por favor.
Irrespetuosos de la vida, hasta cuando tratan de salvarla
El caos que espera a la gente en los centros de vacunación es negligencia, pura y dura. Vean este video publicado por los colegas de 100% Noticias, donde se ve el relajo que provocó un «cambio de portón de acceso» en el hospital de Masatepe. La gente que llevaba un día esperando tuvo que salir corriendo al nuevo punto de entrada.
En otros centros, le cerraron el portón en la cara a la gente que llevaba horas haciendo fila…porque «se acabaron las vacunas». Los colegas de Artículo 66 recogen varios episodios que ponen en evidencia el desastre de la campaña de vacunación.
¿Y sabes qué puede pasar en estos molotes? Podes agarrar el coronavirus, justo antes de vacunarte. Las autoridades de salud han mostrado su incapacidad para crear un sistema donde la gente pueda tener acceso a la vacuna de manera segura, respetando las reglas de distanciamiento que minimizan la posibilidad de contagio.
Y no, no es porque somos un país pobre. Es porque les vale.
Inesperados beneficios del exilio
Por aquello del exilio, tuve la suerte de vacunarme en el imperio. Nadie me pidió carnet del partido, ni me pusieron una cámara en la cara, para que le diera las gracias al Comandante Biden y la Compañera Kamalah. Hasta me crucé con unos nicas que le hicieron al turismo de vacunas.
En países como el nuestro, no cualquiera tiene plata para pagar un pasaporte y cubrir el costo de la visa estadounidense. Incluso si tarjeteaste el pasaje, le caiste de paracaidista a tu tía en Miami e hiciste los 3 tiempos en el McDonalds – aquí eso es menos que una fritanga, no como en Nicaragua, que casi cuesta lo mismo que Los Ranchos -…pues sos un privilegiado. ¡Te lograste vacunar temprano! Si no tenés esos recursos…estás a merced de la dictadura, hasta en esto.
Y es ahí donde se ve como fomentan la desigualdad que dicen querer aliviar. En el contexto de la pandemia, todos los ciudadanos del mundo tienen derecho a vacunarse. Las desigualdades estructurales complican el acceso – los países ricos la consiguen primero porque ellos mismos la desarrollan y producen -. Nicaragua, junto a otros países paupérrimos, tuvo que esperar a que las donaciones empezaran a llegar.
Y cuando empezaron a llegar, Ortega y Murillo mostraron que no estaban listos, ni siquiera para administrarlas de manera ordenada y efectiva. Lo que sí pueden hacer, es utilizarla como pieza de propaganda. Vea a toda esa gente emboscada por las cámaras de los medios oficialistas, dándole las gracias al Comandante y la Compañera, porque les «regaló» la vacuna, que «otros gobiernos no les hubieran dado».
También la usan como prebenda para sus seguidores. Los colegas de Confidencial reportaron la existencia de un esquema de Vacunación V.I.P., mediante el cual el FSLN premia a sus simpatizantes con vacuna contra el COVID-19.
«¡Es que somos pobres!»
La pobreza no tiene nada que ver en esto. No podemos fabricar la vacuna porque somos pobres y subdesarrollados.
– «¡Por culpa del Imperio!»
Dale, sapito. Por culpa del imperio, la Masacrina nunca hizo realidad su promesa de fabricar la Sputnik V en los laboratorios Mechnikov. Curioso, como nadie le pregunta que pasó con ese plan. Pero la culpa del relajo en la vacunación cae sobre los hombros del Comandante Daniel y la Compañera Rosario de tu corazón.
Con el control total que tienen de empleados públicos, ejército y policía, nada les costaría organizar un sistema escalonado, en el cual la gente hace citas por vía telefónica para presentarse en un lugar en un rango de tiempo predeterminado. Y listo. Ya no tenés colas interminables y aglomeraciones.
Nuestro prix, Jorge Mejía, les da la piedra.
– «¡Es que no tenemos los equipos de la cadena de frío para la Astra Zeneca, porque somos pobres!»
Nel pastel, sapito. La Sputnik y la Covid Shield no tenían esas demandas logísticas, y ni así se preocuparon por evitar el relajo.Y claro, los países democráticos que tanto insultan, nos han dado recursos para comprar vacunas, además de donar. Pero no rinden cuentas sobre qué jodido hacen con esos fondos. ¡Porque Masacrín!
No hacen una vacunación ordenada porque no quieren. O no les importa. No sé qué es peor.
Y aún así…
Tienen que ir a vacunarse. Por favor. Por lo más sagrado. Pónganse doble mascarilla, careta plástica, háganse un traje de astronauta con bolsas de basura…lo que sea. Y si tenés menos de 30 años y suficientes recursos, ve que haces para irte a vacunar a Panamá o a los Estados Unidos. Si sos nica exiliado en Costa Rica, aprovechá que el gobierno vacunará a los residentes, porque eso te incluye a vos.
La urgencia es aún mayor en Nicaragua, un país gobernado por una pareja despótica, que no se preocupa por sus ciudadanos. Con la manipulación de las cifras oficiales como política de Estado, será tarea de investigadores forenses calcular el costo humano de la negligencia de la dictadura.
Salvar vidas no es lo de ellos. Sino todo lo contrario.
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