alianza vs coalicion - unidad

El oscuro secreto de por qué no hay unidad en Nicaragua (y una solución difícil para lograrla)

A ver. Hablemos claro. Aunque duela. A esos que viven acurrucados en el calientito manto de la crítica simplista. Esos que ven el mundo en blanco y negro, porque así es más fácil ser puro y ético. Se me van a tener que incomodar, porque en Bacanalnica somos necios. Hablamos de lo incomodo, porque nadie más lo hace. Ya sabes, como tu mama con chinela en mano, se les quiere y me duele más a mi que a ustedes.

Y porque yo no tengo problemas con que las masas me vayan a hacer bullying por ir en contra de lo ellas consideran «la opinión mayoritaria». No hay falla, yo con mis 4 lectores tengo suficiente.

Vino improsulto, tío Bacanalnica

Apenitas.

Deben ser los días. Que digo días. Semanas! escuchando la misma cancioncita hipócrita de la tal unidad. Cada vez que sale un político en la televisión, dice lo mismo: «yo sí quiero la unidad. Son los otros los que no se quieren unir conmigo». Aytaon, eso es como cuando en secundaria te andaba ganas un chavalo más grande que vos. «Se me anda corriendo» decías vos, detrás de los limonarios vestido de verde-olivo.

Yo, ustedes saben que no ando con mates. Unidad para mi es un concepto radical. En mi nota «Nicaragua no está lista para apoyar la unidad contra Ortega (yo sí)» expliqué con gran detalle que para mi todo esto es una especie de Unidad lite y que si de mi dependiera, hace rato se hubiera resuelto.

Pero no. Nicaragua no soy solo yo, así que hay que pensar en soluciones inclusivas, que tomen en cuenta al resto de los come-gallopinto. Para ustedes, aquí va el secreto oscuro de la unidad …

La verdad sobre la unidad en Nicaragua

Se me adelantó el tío Juan Sebastián Chamorro, cuando publicó en su columna semanal:

Cuando éramos chavalos, en las piñatas jugábamos a la silla. Bailábamos o corríamos al son de la música; y cuando ésta se detenía, nos sentábamos apresuradamente para dejar afuera al otro. Creo que algo así nos está pasando. Hay demasiados aspirantes a las sillas de la Asamblea Nacional; el problema es que no hay sillas para tanta gente. Además, la situación se complica porque muchos no se conforman con estar en la lista; quieren ser los primeros del listado, porque esas son las posiciones ganadoras que garantizan la silla.

Esta es la esencia del problema que impide las conversaciones. Cada parte debería aceptar que a la otra le toca dar algo, alguna silla. Cada bloque quiere obtener un número de sillas mayor o igual al que conseguiría si participa solo en la elección. Como dice el dicho, ver que sale mejor, ser cabeza de ratón en lugar de cola de león.

Juan Sebastian Chamorro

Pues sí, el clavo son las candidaturas a diputados. Pero seamos más precisos y finos, como los coyotes que solo whisky JW toman: la cabeza del clavo es que la gente de Ciudadanos por la Libertad no quiere llevar en sus listas de diputados a ningún ex-sandinista reformado. Vos sabes, todos esos que en los 80 (y algunos incluso en los 90) eran todavía grandes revolucionarios anti-imperialistas que le echaban la culpa de todas sus desgracias al gringo y a la Contra. A esa gente, CxL no le tiene cariño. Más que todo porque ellos (las bases del CxL) en su mayoría vienen de la Resistencia, sobre todo en las áreas rurales de Nicaragua, donde son más fuertes.

Tampoco ayuda que cuando Montealegre era el líder de la encarnación anterior (ALN, PLI, etc), se tuvieron una pegazón medio rara con el MRS y … pues, digamos que ambos grupos tuvieron oportunidad de conocerse muy bien. Y resulta que de esa experiencia, ahora CxL pone en el status de Facebook que mejor ni como amigos.

Lo que quiero decir es que toda la negativa de Ciudadanos por la Libertad para «platicar» con la Coalición se resume en una palabra (con dos letras arrimadas al inicio): ex-sandinistas. Y ni siquiera es la platicada el problema, más bien es la capacidad que tienen los amiguitos anaranjados de quedar siempre con alguna diputación.

¿Y qué tiene que los MRS queden como diputados?

El problema de que los MRS queden con sillas en la Asamblea Nacional puede ser visto como un tema de cada quien. Pues, si en Nicaragua las ideologías fueran el único parametro.

Yo, por ejemplo, soy un maje con aires de social-demócrata y hasta con cariño veo a un partido que diga ser centrito-izquierda. Tengo muchos amigos en el partido, gente joven, que admiro y quiero. Como ateo declarado, coincido también con muchas de las corrientes, que por alguna razón, le achacan a los MRS-adyacentes (derecho de las mujeres a decidir sobre su embarazo y el matrimonio de personas con otras personas, independientemente de su sexo).

Lo que quiero decir es que anti-MRS no soy. Pero sí soy anti-sandinista. Y seamos honestos, más del 80% de Nicaragua lo es, por algo ellos mismos se cambiaron el nombre. Están claros que populares, no son.

No vale la pena que nos pongamos de fijados a medir cuántos votos representan en las elecciones. Mi último cálculo estaba en menos 100 mil. Porque Nicaragua, queramos o no, es un país conservador y su corazón está a la derecha. Más ahora que Daniel «El Masacrador de niños» Ortega lleva 11 años recetandonos el paraíso socialista, con los petrodolares que le cascó a Chávez.

Así que ademas de no representar gran cantidad de votos, son el enemigo natural de 2 de los 3 poderes fácticos de Nicaragua: la Iglesia y el Capital. Y estos, nos guste o no, son importantes tener de tu lado si queres ganar elecciones.

Y ya para rematar, recordemos otros «pecadillos», como cuando el MRS se rejuntó con el FSLN en el 2001 (once largos años después del 90). O en el 2007, cuando de 5 diputados que sacaron, 2 se pasaron al FSLN aynomasito.

En otras palabras. Entiendo perfectamente las razones por las que alguien podría estar en contra de que los anaranjados vuelvan a ser candidatos en un partido anti-sandinista. Tal vez no comparto dichas razones, pero lo entiendo muy muy bien.

Pero hay una solución

La buena noticia es que estamos a tiempo para salir de este impasse. Solo que va a requerir de un pequeño reckoning. Si la gente con estirpe sandinista hiciera estas 2 cosas:

  1. Ningún ex-sandinista reformado va a ser candidato a nada en las próximas elecciones. Me refiero a esos que piensan que el sandinismo es lo máximo y que solo tiene un defecto que se llama Masacrín, pero todo lo demás es lindo precioso y que deberíamos volver a 1980 para retomar la revolución. Vos sabes, esos que todavía le dicen compañero a todo mundo.
  2. Obviamente esto incluye a todos los que han llevado el «Comandante» al inicio de su nombre.

Es un sacrificio. Injusto incluso, asumiendo que alguien que quiere ser candidato realmente no le dio duro a la piñata en los 90 y que lleva 20 ó 30 años trabajado en una ONG, con verdadera vocación social. Pero de nada sirve que unos cuantos, los que están en el MRS Unamos, digan que se van a abstener de participar como candidatos, pero que otros, que todos sabemos de donde vienen, digan que como son «Sociedad Civil» *wink*wink*, no se dan por aludidos.

Ve que lindo, hay que darle gusto a doña Hello Kitty pues

Yo sé. Mis prixitos de Unamos me van a decir «ve que linda tu solución, darle gusto a doña Hello Kitty». Y pues sí, en el fondo eso es lo que estoy proponiendo. Solo que no es por quedar bien con ella, aunque confieso que la admiro y respeto bastante, pocas mujeres se han echado a tuto todo lo que esa señora ha soportado en nombre de su partido, (siendo las presidentas del MRS otro ejemplo que me viene a la mente).

Mi propuesta está pintada de pragmatismo. Las razones que expuse más arriba no son exclusivas de CxL, ni son secreto. Ustedes lo saben. Y también saben que tienen peso. Por algo decidieron hacer público que nadie de la vieja escuela iba a volver al gobierno. Así como, y disculpen que me repita, pero es que es sumamente simbólico que ya no hay sandinismo en la marca que los representa.

El gesto que propongo, será insolente y grosero, injusto para algunos (como ya dije), pero trae consigo una cajilla de victorias. De una, desarman al bloque de la Alianza Ciudadana, obligándolos a negociar la unidad con los otros sectores de la Coalición. La Iglesia y el Capital se entusiasman. La diáspora se siente tomada en cuenta. La Nicaragua rural se siente escuchada.

En fin. No hay presión, pero tomenlo en cuenta, antes de mayo. Podrían cambiar la historia de Nicaragua.

Si esto sucede, todavía hace falta ganarle a Daniel Ortega en unas elecciones, donde él controla absolutamente todo. A lo sumo que podemos aspirar, es a cierta observación. Así que ganadas, esas elecciones no están. Ni cerca.

Pero vamos un paso a la vez. Si se pudo en el 90, vamos a poder en este noviembre.