Una mujer abnegada, obediente y entregada a los quehaceres del hogar o en búsqueda de la protección de un marido, han sido las construcciones de feminidad que por décadas ha hecho la televisión mexicana en películas de Pedro Infante, Cantinflas, Chespirito, Vicente Fernández y no se diga de las mil versiones recicladas de Marimar.
El mexicano masculino por su parte a través de la industria musical y visual (Los Temerarios, el charro Pepe Aguilar y hasta un despechado José José), han contribuido a crear un estereotipo del macho latinoamericano casi siempre desde un aspiracional amor eterno hacia un traicionado despecho que puede mandarlo a la cantina a hartarse guaro hasta caer morado, claro ya le pegó tres chavalos y la quiere dejar)… (“La mujer es culpable de los males del hombre”, ese ha sido el fétido olorcito que compone esa canción).
Pero algunas sociedades avanzan, se modernizan, algunas a paso de tortuga y más aún con la rectificación de algunas de sus leyes retrógradas. Tal es la decisión que tomó recitemente el Congreso mexicano de derogar el adulterio como delito, una construcción jurídica creada para mantener la propiedad de las mujeres de parte de los hombres.
Si bien el delito no se aplicaba en los hechos, sí se mantenía en la ley, de ese modo que la rectificación de los legisladores repudia un delito históricamente construido contra las mujeres. Y la ley no era justa debido a que, en el caso de que un marido encontrara a su pareja en el lecho conyugal con su amante, podría matarlos en ese momento sin que hubiera repercusiones; pero cuando el infiel era el hombre, este sí podía presumir de tener relaciones extramaritales.
O sea, ahora entiendo porque antes estaba bien que Alejandro Fernández dijera…. “mátalas con una sobre dosis de ternura/asfíxialas con besos y dulzuras/ contágiala de todas tus locuras…”, pero cuidado lo que vaya a decir ahora, porque si bien ese tipo de insinuaciones de potestades de macho eran avaladas por la ley, ahora le podría valer cargos por apología al feminicidio o a la violencia intrafamiliar.
Enhorabuena , mexicanas, ahora sí a quitarse el cazón con quien quieran y sin sentimientos de culpas.
¡¡¡¡¡Viva Paquita la del Barrio!!!
Les dejo uno de los adulterios más memorables del nuevo cine mexicano:
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