Como hablamos la semana pasada, Renato se lleva su circo de vuelta a México, más que todo porque aquí ya sacó lo que iba sacar, pues hasta en El Ojochal se ha presentado. El problema es que como el mismo dice, en México no aceptan que el tenga animalitos en el circo (algo así como lo que queremos tener aquí):
“Las leyes en México están muy mal, porque los dirigentes pasan por encima de ellas. No quieren que los circos tengamos animales, pero no han hecho nada para decidir qué hacer con las especies que están en peligro de extinción, mientras que nosotros nos dedicamos a reproducir y a cuidar a nuestros animales y las especies no se pierden”.
Tan buena gente Renato, salvando las especies en peligro de extinción, para luego a punta de chiliyo, hacerlos brincar para «diversión de chicos y grandes».
Al dueño del circo le preocupa que las autoridades le quiten el tigre de bengala albino que nació recientemente en su campamento.
“No sé cómo voy a hacer, tengo que llegar a un acuerdo con el gobierno mexicano, porque ya tengo que regresar (…) El circo necesita mantenimiento de las carpas, aquí en Nicaragua no existe un lugar que me garantice la durabilidad de las carpas. El gobierno tiene que escucharme, yo estoy dispuesto a dialogar con ellos, porque se trata de mi familia, porque los animales son parte de mi familia y también los quiero”, finalizó.
Lo cual quiere decir que ha llegado la hora de bolsearse. Si Renato no se puede llevar los animalitos a México, pero él ya no se puede quedar en Nicaragua, la más lógico es que aquí le compremos los animales, para después dejarlos libres en Bosawas o algo así.
A ver pues, todas esas firmas que se conviertan ahora en 5 córdobas. Que empiece la recolecta.
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