3 cosas que tenes que saber sobre Max Blumenthal y su relación con Daniel Ortega

3 cosas que tenes que saber sobre Max Blumenthal y su relación con Daniel Ortega

Nicaragua es un destino atractivo para los extranjeros, pero no todos vienen por la misma razón. Podríamos decir que hay tres tipos de cheles que viajan a Nicaragua:

  1. Los que molestan a la Chayo y son deportados o tienen la entrada prohibida al país (como periodistas del New York Times)
  2. Los que no la molestan (como los cheles sanjuaneros que le viven diciendo a sus broderes que Nicaragua es «chill» y no pasa nada)
  3. Y los que simplemente la tienen encantada

Yo sé lo que estás pensando: «Tas loco vos, esa señora y el Batracio son anti-yanki imperialista y no les cuadra ningún gringo.» Aunque así suenen en sus discursos, aquí todos sabemos que los genocidas necesitan mantener su discurso de enemigos externos e internos para continuar el circo, a pesar de beneficiarse mucho del turismo.

Pero Max Blumenthal no es ningun gringo caitudo al que le gusta surfear, sino un reconocido propagandista con una trayectoria más cuestionable que las intenciones de la Xiomara cuando conoció al chigüín de la Chayo.

Si no te suena ese nombre, no te ahuevés porque hasta hace poco yo también estaba en las mismas, pero aquí balazo te explico quién es para que no te agarre la jefa en el trabajo desperdiciando tiempo en Youtube.

¿Quién es Max Blumenthal?

Considerado uno de los idiotas útiles de Putin (el papi de Masacrín), Max es un invitado de honor especial en los eventos claves de regímenes autoritarios alrededor del mundo.

Como periodista «independiente» que se especializa en apoyar a dictaduras nefastas, ha defendido crímenes de guerra en Siria, producido reportajes de Nicaragua donde promueve el discurso oficialista, y contribuido a todos los medios que uno esperaría de alguien que alaba al Batracio, desde RT y Sputnik hasta TeleSur y los medios del Estado.

Incluso ha participado en medios conservadores como Fox News, pero solo cuando se une a Tucker Carlson para defender la relacion entre Trump y Putin, quien interfirió en las elecciones estadounidenses del 2016 para lograr la derrota de Hillary Clinton, archienemiga del lider ruso.

Lo bueno es que Max no tiene mucha influencia internacional por su dudable compás moral, su falta de integridad periodística y su marcada agenda personal que lo lleva a defender lo indefensible.

Ah! y también es hipócrita, muy muy hipócrita.

Por que lo digo? Pues mirá…

1. Apoya los boicots y las sanciones, pero no en Nicaragua… ni tampoco en Venezuela ni Cuba.

¿Qué opina Max acerca de las nuevas leyes que ocupa el régimen para encarcelar a toda persona que promueva las sanciones a individuos particulares en Nicaragua? Pues nada, al parecer todo bien porque es más cara de barro que Wilfredo Navarro, a pesar de su propio apoyo a las sanciones como mecanismos válidos cuando se agota la posibilidad del dialogo pacífico en otros paises, como Israel.

Si bien las sanciones tienen graves consecuencias económicas para los paises afectados, las sanciones en Nicaragua son selectivas y no son contra el pais en sí, sino que son sanciones «inteligentes». Es decir, afectan principalmente a individuos que han sido acusados de violaciones serias a los derechos humanos, como el Omisionado Juan Valle Valle, mi azul favorito.

Que conste, aquí se exaltan, se aplauden y se apoyan todas las sanciones que se apliquen específicamente contra funcionarios del gobierno genocida. Esperamos con anhelo que se vengan más sanciones de este tipo.

2. Se considera periodista independiente y anti «mainstream media», pero se engracia con todos los medios estatales y acusa a todo medio independiente de ser agente extranjero.

En un país como del que proviene Max, el gobierno no te amenaza ni te mata por expresarte libremente. Por eso tiene el lujo de pasar criticando al establecimiento político en países libres y democráticos mientras periodistas de verdad arriesgan su vida reportando la verdad en los gobiernos autoritarios que él defiende.

Lo peor de todo es que el chele no tiene permiso (o intenciones) de explicarle a su audiencia que todos los medios que apoyan al Batracio son propiedad de sus chateles. Los que no son de ellos, le pertenecen a Ángel González, el infame testaferro fantasma de Latinoamérica. El nepotismo, en los ojos de Max, no tiene ni importancia ni relevancia, a pesar de que ha contribuido enormemente en mantener a Masacrin en el poder.

De cierta manera, Blumenthal me recuerda a William Grisby, nuestro estimado 5to lector, porque los dos son fieles voceros de la Chamuca que viven atacando a cualquier medio que critique a la dictadura.

¿Pero sabés cual es la diferencia entre Grigsby y Blumenthal? Que por lo menos sabemos que William Grigsby tuvo un breve momento de conciencia en el 2018 antes de que le jalaran la camisa de pirata de paca. A Max no se le encuentra tal cosa.

Como dicen en su pais, «as spineless as a jellyfish» (tan firme como una medusa). Ahí me perdonan el inglich, tal vez así me entiende el chele.

3. No sabe lo que es vivir bajo las dictaduras que apoya ni tampoco conoce el exilio.

Hombre, si mi roco fuera Sydney Blumenthal y yo fuera ciudadano de un pais donde Masacrin no te mete un balazo por expresarte libremente, tal vez yo también empezaría un medio alternativo con toda la tranquilidad del mundo sabiendo que nunca voy a amanecer en el Chipote.

«Perate perate, quién es Sydney Blumenthal?»

Buena pregunta!

Sydney Blumenthal es un controversial operador político que trabajó como asesor presidencial de Bill Clinton en los años 90 y luego como asesor para la Fundación Clinton. Antes de llegar a la Casa Blanca, ejerció periodismo para publicaciones de alto calibre, alcanzando la respetable posición de corresponsal de Washington para la revista The New Yorker. En ese cargo no duró mucho por su acercamiento inapropiado a su futuro jefe y por atacar a todo periodista que criticara a la familia Clinton. De tal palo, tal astilla, supongo.

Si no sos Juventud Sandinista y alcanzaste un nivel de educación superior al del Bachi, ahorita te debés estar preguntando muchas cosas, como por ejemplo, ¿por qué será que el hijo de un prominente periodista del «mainstream media» critica a todos los medios y periodistas que reportan los crímenes del régimen?

¿Y por qué apoya a Rusia y sus aliados cuando su papá trabajó para la mujer que Putin odia tanto?

O lo más importante ¿qué hace un gringo que nació en cuna de oro contribuyendo a la represión de un país que ha sido tomado rehén por el Batracio y su pandilla de asesinos?

Bueno, se me ocurren tres cosas:

  1. Es un espía infiltrado que en realidad trabaja para los gringos
  2. Es doble espía y en realidad trabaja para los rusos
  3. Es triple espía y… perame, cómo es que funciona esta vaina? Ya me confundí, mejor no nos vayamos tan lejos porque hay una explicación mucho más sencilla:

Max posiblemente recibe contribuciones directas y/o indirectas de los regímenes genocidas a los que defiende y apoya, pero como a mi no me gusta acusar a nadie de la nada hasta tener pruebas concretas (vos sabes, a diferencia de la Policía Sandinista), lo invito a aclarar su relación con la Chamuca y Masacrín.

Pero sé que no lo hará porque carece de integridad y la Sobacopeludo dejaría de invitarlo a cenar en su chante.

PD: El autor de este post no tiene, ni tuvo, ni tendrá tendencias suicidas. Alexis Argüello tampoco. Así que pueden llamarme Don Papaya y si me encuentra suicidado, no fui yo.

SOSNicaragua