Enero. El mes en el que todos y todas se andan jalando los pelos preguntándose por qué no tienen dinero y empezaron el año enjaranados. Con mucha razón en otros países le llaman al primer mes, «la cuesta de Enero».
Pero ¿por qué? ¿Por qué es que nos proponemos mil y una metas el último día de cada año y luego comenzamos el 1ro de Enero con la moral baja, el estrés a mil por hora y queriendo regresar el tiempo unas semanas?
Si vos trabajás, recibirás los primeros días de Diciembre un salario adicional. A diferencia del sueldo, que te toma un mes ganarlo, el aguinaldo te lo dan porque trabajaste –¡y bastante duro, asumo yo!- durante todo un año. Entonces, si no es un dinero extra ni un regalo que alguien te dio, ¿por qué tirarlo a la basura en menos de lo que canta un gallo?
Y esto no lo estoy inventando yo. Hace unos días Bacanlnica preguntó en sus redes qué pensaban hacer con su aguinaldo, y a excepción de dos personas que dijeron que lo iban a invertir y uno que iba a ahorrar, el resto dijo que se lo iba a gastar en: compra de ropa y zapatos, guaro, bacanales, fiestas de fin de año, accesorios de carro, tapineo, mujeres y bares.
Ok sí, la vida solo es una y hay que vivirla al máximo y disfrutarla, pero resulta que vivir estresados y con el banco acosándonos día y noche para que les paguemos, no es una buena vida. El aguinaldo es un monto que debería ayudarte a tener un mejor futuro, no a vivir meses limitado y pagando lo que te tomó unos cuantos días gastar.
El problema está en nuestra falta de control y en que no pensamos más allá de este mes. No solo queremos comprar y tener TODO. Queremos lo mejor, lo más caro, y encima lo queremos YA … buscamos la gratificación instantánea. Entonces, si me caen unos pesitos extra y debo decidir entre gastármelos ahorita o ahorrarlos y gastarlos en algo productivo después, normalmente escogemos la primera opción.
Sí, es verdad que el monto del treceavo mes difícilmente te va a servir para comprar un carro, una casa o poner el negocio de tus sueños. Pero es un buen punto para empezar. Cada meta que tengás implica un primer paso (que además, suele ser el más difícil) y ese dinerito que está por caerte puede ser precisamente el primer eslabón para el cumplimiento de tus metas. Si vos te lo gastás en ropa que vas a dejar en el clóset y en guaro por el que después vas a amanecer engomado, no vas estar un solo paso más cerca de lograr aquello que querés.
Así que hagamos un alto y antes de gastarnos el aguinaldo en lo primero que se nos atraviese frente a los ojos, pensemos en hacer un balance en nuestra vida y en gastar una parte ahorita (sí, puede ser en ropa y «tapinear») y una parte después en algo que nos prepare para el futuro, como: el retiro, poner un negocio, comprar una casa, etc.
Este post es una colaboración de Elaine Miranda, autora del blog Plata con Plática donde escribe sobre finanzas personales. Pueden seguirla en su Twitter o Facebook
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